sábado, 11 de septiembre de 2010

Las pequeñas vidas

Papá solía morirse dos veces al día. La mayoría de las ocasiones pasaba por descuido o a causa de un acto reflejo completamente involuntario, como ocurrió con la mosca en la nuca. Otras fue algo inevitable: mamá tenía auténtica fobia a las arañas, y la abuela era alérgica a las abejas. Por suerte, luego todo cambió, y tras reencarnarse en gato, fue el consentido de la casa.


NiñoCactus

10 comentarios:

su dijo...

Por lo menos ésta vez su familia no lo aplastaría je,je...siempre me sorprendes.

Anónimo dijo...

Está bien genial, NiñoCactus!!!
A veces me gustaría morirme y reencarnar en ballena.

-Gracias.

David Baizabal dijo...

ME gusta más el anterior, este no es malo, pero el final no me convence; el del anterior es bastante bueno.

Saludos.

David Moreno dijo...

Buenos intentos, tiene mucho mérito sacar tres historias a partir de esa frase.

Un saludo indio

persépolis dijo...

buscandokamchatka.blogspot.com

aa dijo...

hola! acabo de entrar por primera vez en este blog me gusta me pasare mas veces...

un saludo

aa dijo...

me gusta este blog, me volveré a pasar...

un saludo

Mercedes De La Jara dijo...

Cuando despierte seré un perro :)

Elchiado dijo...

Pues de gato le queda rato... que pa eso tiene 7 vidas!!!

((Abrazo))

anis dijo...

será cierto lo que dice el budismo que nos reencarnamos hasta mejorar y tener la vida plena...