lunes, 19 de diciembre de 2011

La felicidad entre las manos

–Yo la abrazaré bien fuerte y me la llevaré conmigo. –Así es como Ernesto se imagina la felicidad: como algo tangible que se puede agarrar con las dos manos y, una vez aferrada, sólo se escapa si uno la suelta.

–¿Qué pasa, Ernesto? –le preguntan los del pueblo para burlarse­–. ¿Ya no dices nada? No será que la has encontrado.

Pero él no responde, hace tiempo que dejó de hacerlo. Ahora sonríe mientras mantiene siempre uno de sus puños cerrado.

Navidad y otros negocios

Centro Gestor de Fábricas de Juguetes. Sala de juntas.

-¡Una catástrofe! La venta de juguetes cayó estrepitosamente durante el primer semestre del año...

-...Y la Campaña de Navidad se presenta desoladora.

-Si al menos no hubieran vetado nuestras propuestas desde la Organización para el Control de la Natalidad, podríamos estar tomando medidas para resolver la crisis a medio plazo.

-Sí. Ya estoy harto de fomentar los celos mediante publicidad subliminal. Los resultados son mediocres...

-Augusto todavía tiene contactos...

-...Y nosotros una lista de matrimonios diana. (Acercándole la carpeta y el teléfono).

-Pero sabéis que no aceptarán. Estas parejas están a punto de divorciarse.

-Sin embargo ellos no lo saben. Hemos retrasado el envío de la información y no dispondrán de los datos hasta dentro de dos semanas.

-De acuerdo. Intentaré que les adjudiquen la partida de cigüeñas del lunes.

-Sonríe, hombre. Los niños te lo agradecerán. Tendrán el doble de regalos sin necesidad de esforzarse apenas.

NiñoCactus

jueves, 8 de diciembre de 2011

Conflicto de intereses


El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso. Como si fuese culpa mía no haber vuelto a casa de Esther. Desde entonces se obceca continuamente en dirigirse hacia allí. Patalea, se aferra a las baldosas y, al final, acabo sentado en la acera intentando hacerle entrar en razón.

Ayer no pude aguantarlo más. Le dejé hacer. Pensaba que ella se enfadaría al encontrarme sin embargo se abalanzó sobre mí y me besó desenfrenadamente, mientras su tacón hacía añicos mi empeine izquierdo.

Ahora no sé qué hacer. Mi pie no quiere volver a verla, pero mis labios se niegan a hablar si no es en su presencia.


NiñoCactus

Dibujo del soñador Juan Luis López

Sueños de neón

El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso desde que abandoné las clases de danza. En realidad no fue idea mía sino del profesor de la academia, quien me exhortó a no malgastar más el tiempo.

­–Pareces un trozo de plástico rígido ­­­–mascullaba al verme bailar.

Pero ante la insistencia de mi extremidad inferior, decidí buscar otro maestro capaz de sacar lo mejor de mí.

Hoy, tras años de preparación, presento mi espectáculo ante el gran público. Mi pie izquierdo comienza el número con movimientos elegantes y precisos que pronto arrancan los aplausos de los asistentes, mientras yo, inmóvil en una silla, intento no estorbar.
NiñoCactus

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Sed de Besos

Un regalo de Aurora Ruá para uno de los micros antiguos.

jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Y después?

El tío Argimiro siempre tenía una historia para contar. Había creado un mundo lleno de personajes increíbles y aventuras fantásticas que me relataba cuando mis padres me llevaban a verlo. Yo ponía todos los sentidos para no perderme ningún detalle e, invariablemente, me dejaba con la miel en los labios y un relato incompleto en el momento más emocionante. ¿Y después?, preguntaba yo. Después lo sabrás el próximo día, a ver si así no tardas tanto en volver, me contestaba.
Una tarde, al tío le dio un ataque de tos tan fuerte que le hizo marcharse al cuarto de baño, y desde allí a la habitación. Madre no me dejó entrar a despedirme así que cuando volvimos a hablar por teléfono fui directo al grano: ¿Y después? Una risa débil me contestó desde el otro lado del auricular.
No le molestes demasiado, me dijeron todos antes de entrar en la habitación de la clínica. Las palabras de tío Argimiro, pese a su a su falta de fuerza, seguían igual de hábiles para crear tramas sorprendentes. Necesitaba hacer muchas pausas y respirar dentro de una mascarilla con oxígeno, pero no le suponía un impedimento para continuar. Esta vez, cuando acabó, no me dejó abrir la boca. Respondió directamente. ¿Y después?, después no existió nada más.
NiñoCactus

viernes, 18 de noviembre de 2011

Memoria

Muerto pero mío, murmura mi tía-abuela Carmen observando una foto de su marido. Luego se acerca y me dice, con un cansancio de flores marchitas, que no tuvieron suficiente con robarles la vida, también les quitaron la muerte. Así dejaron de pasar los años para ella.

Una tarde me contó que estuvo frente a frente con la Parca. Hasta se atrevió a preguntarle dónde estaba Manuel, pero sólo obtuvo una mirada llena de tristeza. No me lleves, le dijo, no hasta que le encuentre. Y le enseñó sus dedos con las uñas rotas llenas de tierra.

Todavía no la ha vuelto a ver.

NiñoCactus

Azul

Muerto pero mío, rugió el océano con todas sus bocas llenas de espuma, antes de engullir el planeta abocado a su propia aniquilación.

NiñoCactus

domingo, 13 de noviembre de 2011

La despedida

Y nada más existió hasta el próximo tren...



Dicen en el pueblo que cuando les dieron a escoger entre el ferrocarril o el cinematógrafo no hubo duda: la única manera de que todos los habitantes de la villa tuviesen oportunidad de conocer mundo era la gran pantalla.

Martina, la hija del maestro, fue elegida como operadora. Nadie más tenía experiencia, y ella había asistido en varias ocasiones a las salas de la capital.

El sexto verano, durante el segundo pase de Los girasoles, el proyector se apagó para siempre. Martina fue incapaz de ver de nuevo a Mastroianni alejándose en aquel vagón.

Desde entonces, la han visto vagar por las tierras destinadas a la estación esperando un silbido de locomotora.

NiñoCactus

jueves, 10 de noviembre de 2011

Breves momentos encadenados

Y nada más existió hasta el próximo tren. Así era su vida, una sucesión de instantes habitados por impulsos que le arrebataban los sentidos.
De pronto, el universo entero se concentraba entre las alas de una mariposa. Todo cobraba un ritmo vertiginoso de volteretas y colores para, un segundo después, detenerse hasta el siguiente aleteo.
Si tenía hambre; ojos, olfato y manos se ponían en movimiento buscando algo que estallase en su paladar al ser saboreado.
Por eso a madre no le importaba desaparecer aquellos momentos. Esperaba tranquila, vigilándolo de cerca, pues sabía que cuando necesitase un abrazo, el mundo entero sería ella.


NiñoCactus

lunes, 7 de noviembre de 2011

Parole, parole, parole

-Bailas fenomenal –me dijo mientras mis pies pisaban los suyos por enésima vez-, y me encanta tu conversación. No eres como los demás chicos.
Intenté encontrar algunas palabras de agradecimiento pero sólo logré emitir un vergonzoso tartamudeo, similar al que me llevaba acompañando toda la noche.
-No sé –continúo-, además tu cara tiene algo especial... Tal vez esa preciosa sonrisa.
Casi de forma refleja, me llevé la mano a la boca para disimular el aparato de ortodoncia. Parecía fijarse únicamente en mis defectos y no hacía más que alabarme. Necesitaba una tregua de silencio, así que la besé.
-Te quiero –susurró antes de abrir los ojos.
Sentí que ya tenía suficientes mentiras y, recogiendo mi abrigo, salí del bar.

NiñoCactus

jueves, 3 de noviembre de 2011

El verdadero significado de las cosas

Como tantas veces había hecho de niño le di la vuelta a todo. Coloqué la cama de mesa y la maleta como asiento, empleé el lavabo de pecera y transformé las paredes en un lienzo gigante. Cacerolas y sartenes se convirtieron en instrumentos musicales, los árboles mudaron sus hojas por noticias de periódico, y mis pies trocaron en manos y mis manos corretearon por tu piel. Pues tú me descolocas llenándolo todo de sentido.




NiñoCactus

sábado, 29 de octubre de 2011

El pez y la Luna - Artistas con Corazón 2011



Mi pequeña aportación para el proyecto de Artistas con Corazón.


Sueña el pez en su pecera,

mirando al cielo estrellado,

poder ser luna lunera

nadando libre en lo alto.

De pronto se cumple el sueño

pues una estrella ha pasado.

Luna y pecera en el cielo,

pez en el mar anhelado.


NiñoCactus





martes, 25 de octubre de 2011

Revista Proscenio - Cuentos Menguantes



Cinco páginas de cuentos menguantes fueron incluidas en el último número de la revista Proscenio, editada por la Unión de actores de Castilla y León.
Mil gracias, Mada.

jueves, 20 de octubre de 2011

Su Mundo

No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento. No sabía cómo explicarlo pero allá, en su interior, entre esas cuatro paredes, se encontraba el mundo, lleno de imágenes, de olores, de cosas vividas y por vivir. Y sin embargo, aquí fuera, todo se volvía extraño, asfixiante. Tenía la sensación de estar rodeada de mil barreras invisibles que le impedían moverse. Sólo hacía falta volver a cruzar el dintel para estar a salvo.
-Pero ese es tu mundo, no el mío –dijo por fin apretando los dientes mientras pulsaba el botón del ascensor.

NiñoCactus

domingo, 16 de octubre de 2011

Micronovela Cienmanos - Capítulo 3. El accidente


Tras la última clase de la tarde, Sebastián Laborda se dirigió a su despacho. En el claustro sólo se encontraban algunos de sus alumnos, y el bedel cerraría la Facultad en unos minutos. Aceleró el paso. No debía entretenerse. Había quedado con Emilio y sabía cuánto odiaba que se retrasase.
El escritorio estaba lleno de papeles por ordenar. Mañana me pongo a ello, pensó. Abrió el cajón inferior, cerrado con llave, y sacó un cuaderno destartalado. Las páginas, ya amarillas, estaban repletas de notas, tachones y, en demasiados puntos, emborronadas de forma que era imposible leerlas. Se trataba de un diario pero las fechas saltaban hacía delante y retrocedían de un modo imposible. ¿Qué te pasó Víctor? ¿Realmente te volviste loco, o descubriste algo? Sebastián se sorprendió pronunciando aquellas palabras en voz alta. Se había especializado en topología geométrica, y esos escritos encerraban un misterio o, más bien, una respuesta a muchas de sus dudas sobre la curvatura espacio-tiempo.
Los dedos del joven localizaron la hoja exacta. Conocían de memoria el viejo libro. Ahí estaba: 30 de octubre de 2011. Justo el día de hoy. Sin embargo no había anotaciones, sólo un treinta escrito con números y rodeado por un círculo rojo. A su lado había dibujado varios signos de exclamación. ¿Qué estaba a punto de ocurrir? ¿Qué viste profesor?
Sebastián miró la hora. Se había hecho más tarde de lo previsto. Volvió a guardar el cuaderno y salió a toda prisa. Por suerte, había encontrado aparcamiento frente a la puerta del edificio. Aceleró sin prestar atención a la señal de límite de velocidad. Entonces ocurrió: un fogonazo, el golpe. Había atropellado a alguien, o tal vez a algún animal.
Descendió del coche. Algunos de los transeúntes le miraron extrañados cuando se agachó y comenzó a buscar debajo del vehículo. No había nada, ni nadie, y sin embargo el parachoques estaba manchado con sangre.


NiñoCactus


Ilustración de Entintades


Sigue el resto de capítulos en Cienmanos

jueves, 13 de octubre de 2011

Estupidez Humana




Cuando observo a mi gato, siempre imagino que sería maravilloso vivir como uno de esos pequeños felinos.
Cuando mi gato me mira desde sus ojos verde mar, siempre piensa en lo maravilloso que es ser gato.


NiñoCactus


Ilustración por Juan Luis López Anaya

domingo, 9 de octubre de 2011

La incoherencia del amor

Hacía todo a medias: dejaba las frases sin terminar, se iba de los exámenes antes de acabarlos, abandonaba los trabajos sin conseguir completar ningún proyecto, y dicen que hasta miraba guiñando un ojo.
Pero a ella, la amó por completo.

NiñoCactus

domingo, 25 de septiembre de 2011

Venus

Parecía encontrarse en el borde mismo de la Tierra, a tan sólo un paso del planeta más cercano. Era la rara del grupo. Siempre ausente, en ese instante justo antes de la partida. Y eso, de alguna manera, reafirmaba su presencia.
Recuerdo el último día. Sus palabras desprendían un brillo intenso, casi cegaban. Olvidó su cuerpo, pálido y hermoso, en el quinto baño de los aseos del instituto. Allí la descubrí.
Por primera vez, la abracé.



NiñoCactus

jueves, 22 de septiembre de 2011

Lluvias


NiñoCactus
Ilustración de Aurora Rúa

lunes, 12 de septiembre de 2011

Juventud eterna

De alguna manera el Cielo se aleja. Como si de niños lo aferrásemos con nuestras manos y, llegados a una edad, lo soltamos dejándolo libre.
Mario no quiso. Lo agarró tan fuerte que sus ojos se llenaron de ángeles.

Yo sigo visitándolo. Siempre me regala pedazos de nube.

NiñoCactus

martes, 6 de septiembre de 2011

Madrastra

Ella ha pasado casi un año leyendo, cada noche, las historias de Blancanieves, La Cenicienta o Hansel y Gretel, bajo la fría mirada del pequeño.
Hoy el niño le entrega otro cuento: Pinocho.
Por primera vez, antes de acostarse, el espejo no responde ante sus lágrimas: “Tú, mi reina”.

NiñoCactus

martes, 30 de agosto de 2011

Ficción

La profesora pregunta por el animal con el cual nos identificamos. Mi imaginación vuela, como un pájaro, uno azul que se confunde con el cielo y así puede batir sus alas con extremada libertad, pues nadie lo ve. Está solo, confundiéndose con la inmensidad anhelada, hasta chocar contra una trampa.

Ricardo Pedrosa siempre me lee el pensamiento.

-Un gato -responde desde el asiento de atrás, mientras clava la punta de su zapato en mi espalda. Yo disimulo el gesto de dolor con resignada costumbre.

Entonces me toca a mí.

-Un leopardo -miento.

Y, a pesar del engaño, confío en que hoy la realidad del recreo cambie.


NiñoCactus

sábado, 20 de agosto de 2011

La zona

Desde aquel verano, las miradas de los vecinos se vuelven a diario hacia el lugar de los hechos. Algunos hasta se atreven a señalar pero nadie habla y, con los años, únicamente los mayores recuerdan lo sucedido. Yo sólo sé que de allí provienen mis peores pesadillas.

NiñoCactus

lunes, 1 de agosto de 2011

LOS CUENTOS DESDE EL JARDÍN I


Relato para leer y escuchar


Un regalo de
Mar que acaricia las palabras con su voz desde Los jardines de Puck.




Libertad

Llevaban tantos años atemorizados por aquel dictador, que cuando fue derrotado, tuvieron miedo de ser libres.

-La libertad corrompe –aseguraban unos.

-La libertad genera violencia –proclamaban otros.

Ante dicha situación, decidieron encomendar a alguien la labor de escribir nuevas leyes que mostrasen cómo actuar en cada momento y, a ser posible, diferentes a las anteriores para evitar el recuerdo de la opresión.

Nadie se atrevía a asumir semejante tarea. No querían ser acusados de estar creando un nuevo régimen autoritario y acabar desterrados por ello.

Finalmente, un hombre humilde, sin hogar, con una guitarra como única posesión, se ofreció voluntario.

-¿Él? –rieron los escépticos.

-¡Él! –gritó el pueblo, alabando su valor.

Apenas tardó dos días en redactar una pequeña constitución. En ella no había normas, ni reglas, ni obligaciones. Se trataba de un hermoso canto a la Libertad. Tan bello, que todos olvidaron su espanto y comenzaron a vivir.

NiñoCactus

jueves, 28 de julio de 2011

Al compás de la música

Padre dio cinco pasos hasta el centro de la nueva cocina. Lo hizo despacio, de manera casi solemne. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Era imposible no contarlos, igual que es imposible escuchar las campanadas sin enumerar mentalmente cada tañido. Madre y yo le observábamos desde la puerta.

-Es preciosa –dijo ella.

-No está mal –respondió él-. Aquí es donde ha acabado el dinero de mi abono de fútbol. Ya podemos amortizarla.

Sacó el carné de la billetera y, con un guiño, me lo lanzó.

-¿Has visto el suelo? ¡Cómo brilla! Parece una pista de baile-. No recuerdo quién pronunció esas palabras. Quizás fueron los dos.

Entonces madre caminó hasta pararse justo delante de él. Seis pasos. Nunca antes había visto besarse como en las películas. Fue la primera vez. Me quedé mirándolos, inmóvil. Era bonito.

Esa noche, mientras yo dormía, bailaron a la luz del frigorífico. No había música y, sin embargo, sus pies llevaban el mismo ritmo. Allí, dentro de su cabeza, en su mirada, sonaba una canción que nadie más podía escuchar, sólo ellos dos. Eso era su amor: una melodía que únicamente ellos eran capaces de oír y entonar. Y si cualquier otro hubiese intentado cantarla, habría sonado desafinada. Imagínense la escena. Una cocina completamente en silencio, y dos personas bailando en medio con un mismo compás de movimientos y caricias. Y la puerta del frigorífico entreabierta.

A la mañana siguiente, madre limpió la escarcha que se había formado en el fondo de la nevera.

NiñoCactus

Parejas

-¡No todo es blanco o negro, también existe el gris!-grita el blanco enfadado.

- No..., desde que tú te fuiste –responde el negro en un hilo de voz.

NiñoCactus

lunes, 18 de julio de 2011

Cinefilia (Kilimanjaro II)

Nací mientras padre veía en el cine Las nieves del Kilimanjaro.

-Con una morena –decía madre-, pero más fea que Ava Gardner.

Quizá la libertad de la montaña o la agonía del protagonista, le empujaron a marcharse sin conocerme.

Ahora, cada cumpleaños, madre pone la película y me abraza.

NiñoCactus

sábado, 16 de julio de 2011

Kilimanjaro

Para convertirse en el guerrero más fuerte de los masai, Kibo marchó a la Montaña Brillante dispuesto a arrancarle su espíritu. Semanas después, el joven regresó con mirada vacía y piel de luna. Desde entonces una roca negra sobresale entre las nieves perpetuas, y los hombres blancos caminan sin alma.

NiñoCactus

lunes, 11 de julio de 2011

Nombres

En mi pueblo, el nombre de los recién nacidos lo asignaba el escribiente. Tenía ese don: conceder a las personas el nombre apropiado. Si iba a sufrir, Dolores; si era buena persona, Amable; si se convertiría en matemático, Pitágoras. Nunca recibió una queja. Se llamaba Bautista.

NiñoCactus

Amigos rivales



En verano pasábamos la tarde jugando al futbolín. No importaba perder o ganar, tan sólo buscábamos divertirnos.


Entonces, llegó ella.


NiñoCactus



Ilustración de Sandra García

sábado, 2 de julio de 2011

La oscuridad de la luz


Sebastián contaba soles; cada mañana uno nuevo, diferente al anterior. No sabía muy bien dónde iban a parar pero pensaba que si un día se juntasen todas aquellas bolas de fuego, el mundo sería de luz, y no se podría ver otra cosa. Entonces, un fogonazo blanco lo llenaría todo. No habría nada más.

A Sebastián le asustaba pensar en semejante resplandor, y cuando el miedo se hizo tan enorme que no le cabía dentro, comenzó a provocar oscuridad. La negrura brotó de sus ojos tiñendo palabras y escuchas. Finalmente, lo cubrió todo, hasta el amanecer. Y ya no hubo luz que alumbrase.

Una tarde encontró la libreta donde apuntaba sus soles al fondo de un cajón. Cada palito comenzó a brillar coloreando de nuevo su pequeño rincón del mundo. Así descubrió que había tenido miedo del miedo. Y no dejó que éste volviese a atemorizarlo nunca más.

NiñoCactus

domingo, 19 de junio de 2011

Mi primera mentira

El circo resumía nuestra única ventana al mundo: la manera de descubrir personajes extraordinarios y animales imposibles. Aquellos carromatos se pasaban todo el año viajando por los lugares más recónditos del planeta y, desde allí, traían las maravillas encontradas a nuestro pequeño pueblo.

Recuerdo el desfile de aquel verano, era mediodía y el sol pegaba fuerte. Mis hermanos vociferaban locos de alegría, y Andrés, el más pequeño, a quien yo llevaba a la espalda, aplaudía con todas sus fuerzas. Entonces lo vimos, un cartel pintado con grandes letras rojas donde podía leerse: “Ven a conocer al fabuloso Hombre Unicornio”.

Andrés se quedó inmóvil.

-¡Los unicornios! –me gritó al oído-. Seguro que él puede.

Pero nosotros no teníamos dinero para la entrada. Ni juntando los ahorros de los cinco conseguíamos sumar lo suficiente para pagar una.

-Tranquilo –le dije-, yo iré a buscarlo. Hablaré con él, y encontraré el modo de traerlo a casa.

Después de la función de tarde me escurrí dentro del campamento. Encontré al Hombre Unicornio en medio del establo, dando de comer a los caballos. Había algo de irreal en la escena, como si aquel hombre no fuese hombre ni los caballos simples monturas. Y justo cuando me disponía a salir de mi escondite, vi cómo se llevaba las manos a la cabeza, y de un golpe seco se quitaba el cuerno que coronaba su frente para apoyarlo en la cabeza de uno de los animales mientras reía. No podía creerlo: se trataba de una farsa, de una maldita mentira.

Al llegar a casa no le conté la verdad. No pude hacerlo. Mi hermano me esperaba en la puerta, sentado en su silla de ruedas.

-¿Vendrá?

-Esta vez no –le contesté-. Todavía no tiene suficiente poder, pero el próximo año regresará con toda su magia, y tú volverás a caminar.

Él nunca me reprochó aquella mentira. Al menos, le proporcionó el tiempo suficiente para comprender que los unicornios no existen.

NiñoCactus

miércoles, 15 de junio de 2011

Fuego

-¿Y cuándo será el incendio? –preguntan mientras se levantan y empiezan a guardar sus cosas con desorden.
-¡Simulacro! Dije simulacro, nada de incendio. ¡Dejad de recoger! –Intento recuperar mi autoridad dando un golpe en la mesa, pero ellos no prestan atención, nunca lo hacen, y ya están hablando por sus móviles como si yo no existiese.
Respiro hondo y trato de tranquilizarme, aunque con semejante algarabía es imposible conseguirlo. Lentamente, noto cómo la temperatura va aumentando.
NiñoCactus

miércoles, 8 de junio de 2011

Leyenda Azteca

La oscuridad devoró a la pantera y, desde entonces, la noche desgarra el alma de quien se atreve a mirarla a los ojos.

NiñoCactus

Invisible

Cuando pasé de alondra a búho para velar las noches de tu ventana dormida, sólo la sombra regalada de tu insomnio iluminaba la oscuridad de mis ojos.

NiñoCactus

martes, 31 de mayo de 2011

El funcionamiento de los besos

La besé cuando se encontraba dormida y permaneció dormida. La besé cuando estaba despierta y permaneció despierta. Probé a besarla al sonreír o al llorar, y siguió igual de luminosa o llena de lágrimas. Entonces, probé a no besarla y desapareció.

NiñoCactus

Aflicción

-¿Puedo quedarme con sus juguetes? –pregunto.

Ella, intentando guardar la rabia de la pérdida que aún se le agarra por dentro, asiente con su cabeza pero inevitablemente me los arrebata con sus palabras.

-Claro –responde -, aunque nunca aprenderás a jugar con ellos.

NiñoCactus

martes, 24 de mayo de 2011

Problema

Sonreía con tanta tristeza que no había dentífrico que lo arreglase.

NiñoCactus

Finalista en el concurso Cuenta 140 de El Cultural

sábado, 21 de mayo de 2011

El mundo "inbentado"

Toca jotas y madre se enfada: “cojer”, “vijente”, “jeranio”... Dice que si no puedo ser normal, que todo lo malo se pega y andar coleccionando faltas de ortografía no puede traer nada bueno. Yo le contesto que de los errores se aprende, aunque en realidad a mí me gusta cuidar esas palabras. Parecen de otro mundo, donde las “girafas” tienen el cuello enroscado de tanto dar vueltas, y al pensar en un “cameyo” me veo a mí mismo con joroba. Luego, a solas, me encanta cerrar los “hojos” y sentirme un árbol mirando a la vida con las “ojas” abiertas.

NiñoCactus

martes, 17 de mayo de 2011

Federico

Tenía siempre la mirada perdida como la de aquellos que viven en sus recuerdos. Sin embargo, a sus cinco años, Federico atesoraba todo por vivir y nada que recordar.

“El chico pasa mucho tiempo con el viejo”, gruñía su padre. “Le está metiendo demasiadas historias en la cabeza; y ya tenemos suficiente con un raro en la familia.” Federico gastaba tardes enteras sentado junto a su abuelo. Cerraba los ojos y sonreía imaginando los relatos que le llegaban inmersos en aquella voz rota. Interrumpía a cada instante ávido de detalles a veces tan nimios como el dibujo de la madera en las puertas, la disposición de los muebles en las habitaciones o la ropa de cada uno de los personajes de los que le hablaba.

Carecía de amigos, y la mayoría de los días los pasaba solo. Le encantaba tumbarse a la orilla del río y dejarse envolver por ruidos y olores. Al resto de niños tampoco le gustaba jugar con él. No paraba goles de portero, ni los metía de delantero; ni siquiera servía para ir a buscar la pelota cuando salía fuera del campo. “¡Qué pasa!”, le gritaban, “es que no la ves.” Y justamente así ocurría.

El mundo de Federico a través de sus ojos lo percibía tan difuso, tan indefinido, que le mareaba. Le costaba vivirlo. El chico era completamente miope, pero nadie lo sabía, él tampoco. Esto hacía que la realidad fuese mucho más bonita a través de su imaginación.

Una noche en la que no podía dormir decidió subir al desván. Avanzó con mucho sigilo para no tropezar con nada. Quería encontrar un instrumento del que había oído hablar a su abuelo en muchas ocasiones. “Sirve para ver las estrellas y la luna. Con él se puede ver escrito en el cielo el destino de nuestra vida.” Y Federico quería ver el de la suya. Cuando encontró el telescopio sus manos lo acariciaron. Sin apenas moverlo miró a través de su lente. Sólo encontró una mancha borrosa. Giró las distintas ruedas hasta que poco a poco una forma nítida se fue dibujando ante él. Era lo primero enfocado que veía, la luna. Le pareció preciosa.

Secretamente comenzó a subir cada madrugada para mirarla. Le susurraba todo lo que no podía contarle a nadie más. Ella cambiaba cada noche para él y sonreía, le sonreía desde su cara de plata. Y cuando las nubes impedían el encuentro a los dos se les rompía algo en su interior.

NiñoCactus

(Relato que forma parte del cuento Amanda y Federico,

publicado en el blog hace 4 años

y rescatado para la Quedada microrrelatista).

domingo, 15 de mayo de 2011

Lo increíble de lo increíble



La madeja, enredada con todo, voló libremente sobre la montaña cuando fue hacia el lugar de la historia. Entonces, sintió necesidad y quiso estornudar:¡Achis!
Desmelenada, rodó hasta el dinosaurio.


(Relato creado, palabra a palabra, por los reunidos en la Megaquedada microrrelatista. Fue un encuentro inolvidable: gracias a todos).

martes, 10 de mayo de 2011

Detalles

Metíamos la ropa sucia en el cesto y madre nos la devolvía limpia. Olía a ella. Diferente a la de cualquier otra casa.

Yo escondía en los bolsillos notas con mis secretos inconfesables, los que necesitaban caricias. Así desparecían.

Una tarde, observé que madre sólo me besaba a mí al darnos la colada.

NiñoCactus

viernes, 6 de mayo de 2011

El revólver (en tres intentos)

-No puedes tener un arma en la mano sin sentir el deseo de disparar... Recuerdo que no lo hice y años después salieron las balas por mi boca.


-Se apuntó con el revólver. Sabía que no estaba cargado pero el disparo fue tan sincero que día tras día se fue desangrando su alma.


-Pensé que si me acercaba, si cogía el revólver entre mis manos, entendería al fin el significado de la palabra muerte. Pero sólo comprendí lo que es la ira.


NiñoCactus

miércoles, 27 de abril de 2011

Promesa de Libertad

-Escapista como mi padre –responde Esteban si le preguntan qué le gustaría ser de mayor.

Entonces comienzan las miradas de grandes ojos abiertos, y los interrogantes silenciados antes de tomar forma en los labios. Pobre chiquillo, murmuran. Pero a él no le importa. Hace tres meses, su padre consiguió vencer los barrotes de la prisión.

-Será nuestro secreto –susurró al guardar el pañuelo lleno de lágrimas y mocos que acompañaban a cada visita-. Todas las noches, cuando los guardias duerman, yo me escaparé para darte un beso.

No se hizo esperar. A la mañana siguiente, el niño descubrió un papel doblado sobre su almohada: “Nadie podrá separarme de ti. Te quiero. Papá.”

Escondida tras la puerta su madre llora. Gracias, repite una y otra vez, gracias. Y sus palabras las dirige a aquel a quien ya no reza para pedirle que Esteban nunca reconozca su letra en aquellas cartas.

NiñoCactus

10 Edición del Concurso de Relatos Hiperbreves

Universidad Popular Palencia

lunes, 18 de abril de 2011

El silencio de las Palabras

No las roba, sólo las toma prestadas. Siente el temblor de una frase, su latido, y la envuelve con una ráfaga llevándosela lejos, o cerca, o justo al lado. El viento conoce el significado de cada palabra por su forma de vibrar. Sabe que a veces tonto y ¡T O N T O! no son lo mismo. Mi tonto...

-Te quiero –dice ella pero él no llega a escucharlo. Un soplo de aire se acaba de llevar su voz.

-¿Cómo?

-Que te quiero.

-Y yo más.

A veces actúa veloz evitando el desastre.

-No quiero volver a verte.

-¿Qué?

-Nada...

Luego reparte las palabras. En ocasiones las deja entre los dedos, u olvidadas sobre la almohada...

-Ojalá hubieses estado aquí.

-¿Dijiste algo?

(...)

... O en los ojos, encima de la mesa, enredándose en el pelo, tiñendo una flor...

Y siempre alguien tropieza con ellas.

Siempre.

NiñoCactus

miércoles, 13 de abril de 2011

La otra educación


Un apuesto joven al que besó en los labios con dulzura se transformó, de pronto, en una monstruosa araña de pelaje gris marrón. De sus orejas emergieron dos patas velludas, y otro par debajo de las costillas. Sus preciosos ojos azules comenzaron a oscurecerse y a multiplicarse, reflejando en su superficie el rostro aterrado de la muchacha...

Cuando su padre terminó el cuento, la pequeña estaba completamente tapada por la sábana.

-Hay que ver cómo crece –le susurró a su mujer al acostarse-. Pero no te preocupes, ya voy poniendo remedio a las pequeñas dificultades que puedan venir.

NiñoCactus


sábado, 9 de abril de 2011

Inseparables

Ella sabrá lo que hace tomando decisiones sin contar conmigo. Al menos podría consultarme. Y no le puedo llevar la contraria. Aunque me empeñe. Imposible. Sobre todo me fastidia cuando debo tomar una decisión importante. No le afecta si paso una semana entera sin dormir buscando la solución a alguna disyuntiva. Al despertar el último día, ya ha optado por los dos. No pienso volver a enloquecer con más problemas. Ella siempre se sale con la suya. Así es la Vida.

NiñoCactus

jueves, 7 de abril de 2011

El hueco que queda entre las sombras


Ella sabrá lo que hace adentrándose en el bosque a esas horas intempestivas sin compañía alguna que la proteja. Sobre todo después de lo ocurrido. En el pueblo cundió el pánico, y ahora las madres no permiten a sus hijos salir solos a la calle. Pobre criatura, a punto estuvo de morir junto a su abuela. Le debió quedar un trauma horrible. Hasta dicen que la han visto aullar cuando cree que nadie la oye.

NiñoCactus

Ilustración de Sandra García

lunes, 4 de abril de 2011

La llave maestra

Un proyecto que nace de la mano de Antonio, del blog Desorny.

Cada relato precisa de una clave, oculta en otro relato, para ser leído.

Una propuesta para jugar. Un experimento en el que sumergirse.

Aquí les dejo el enlace para acceder al archivo que contiene las instrucciones y todos los hiperbreves participantes.

MEATREVO

Pasen y disfruten.


PARTICIPANTES

Gotzon
http://gotzoki.wordpress.com
Elisa de Armas
http://pativanesca.blogspot.com
Anita Dinamita
http://relatosdeandarporcasa.blogspot.com
Puri Menaya
http://purificacionmenaya.blogspot.com
Alberto Martín "NiñoCactus"
http://borronycuentonuevo.blogspot.com
Anca Balaj "aminuscula"
http://aminuscula.blogspot.com
Rosana
http://contesbreus.blogspot.com
Fernando Vicente "depropio"
http://depropio.wordpress.com
MA
http://explotarenelvacio.blogspot.com
Maite García de Vicuña
http://microrrelatosenporciones.blogspot.com
Raúl Quirós Molina  
http://unhombrecaedeunedificio.com
Dersony
http://dersony.blogspot.com


(Dejo aquí mi relato pero os animo a participar).

LA LLAVE MAESTRA

A veces ocurría...

Repasaba mentalmente la palabra durante un minuto justo antes de dormir. Dicen que es el mejor método para recordar las cosas, que se fijan en el cerebro durante la primera parte del sueño. Eso comentan pero no siempre funciona. No.

Aquella mañana se me había olvidado. Tal vez por no haberla repetido lo suficiente. Últimamente dudaba más a menudo, pero en seguida aparecía como una imagen nítida. La urgencia comenzó a apremiar, necesitaba la clave antes de levantarme o estaría perdido. Algunos amigos ya me habían advertido del peligro de cambiar su nombre cada noche. Debí hacerles caso. Obligué a mi cuerpo a vencer la inquietud e incorporarse. Aún podía recurrir a la llave maestra, nunca fallaba y me daría tiempo para encontrar la auténtica. Me giré hacia su lado de la cama para ver si su silueta refrescaba mi memoria..., no hubo suerte y me lancé.

-Buenos días, Amor mío.

Sonrió.

NiñoCactus

lunes, 28 de marzo de 2011

El aliado

A mi mujer no le gusta que le fastidie sus estrategias. Acomete con su caballo, y lo atajo con mi alfil; luego dejo que se confíe y avance, para contraatacar con toda mi artillería. Finalmente decidió tomar clases particulares. Su progresión es innegable, y las partidas se han vuelto mucho más interesantes. Pero lo que no me esperaba, en absoluto, es que el jaque mate me lo diese su profesor.
NiñoCactus

Táctica final

A mi mujer no le gusta que le fastidie sus estrategias para evitar que encuentre mis regalos de cumpleaños. Lo prepara todo con cuidado, elige los mejores escondites, y hasta deja pistas falsas para distraer mi atención. Sin embargo es tan fácil leer sus pensamientos...
Por eso esta vez ando preocupado, porque de momento no he encontrado ninguno.
NiñoCactus

jueves, 24 de marzo de 2011

Pequeños milagros

Un poco por despiste, un poco por contagio del fervor primaveral, la farola que ilumina mi cuarto floreció esta mañana.

NiñoCactus

sábado, 19 de marzo de 2011

Soledad

Totalmente desapercibido, así pasaba por la vida. Abandonado por una mujer que se enamoró de otro hombre antes de llegar a amarle a él. Ignorado por el jefe de una empresa automatizada, defensora del mínimo contacto entre sus operarios. Repudiado por una familia que le consideraba un inútil. Y demasiado ateo para preocuparse de si Dios estaba junto a él.

“¿Me echaría alguien de menos si desapareciese?”, se preguntaba cada noche antes de acostarse. Sin embargo, fue él quien no se percató de que un buen día el mundo dejó de existir.

NiñoCactus

Positivismo Desbordante

¡Totalmente lleno!

NiñoCactus

miércoles, 9 de marzo de 2011

Pros y contras

Con este amargor tan extraño que dejan los besos no dados, viví hasta cumplir los veintiocho. Una extraña maldición impedía que mis labios se juntaran con los de otra persona. Justo en el instante previo al ansiado roce ocurría la catástrofe: un ataque de hipo, una espina imposible clavada en la garganta, una risa violenta como un golpe de tos... Por eso no me importa que tus caricias me den calambre, mientras me quede el dulce sabor de tu lengua.

NiñoCactus

Adiós

Con este amargor tan extraño me voy. Agito la mano y observo la calle aunque nadie acudió a verme partir. Tampoco dije nada. Detesto las despedidas, ese silencio inoportuno alargándose sin razón aparente. Aguardo inmóvil un segundo más. Luego, doy media vuelta y echo a correr con una urgencia repentina que no alcanzo a explicar... Aún no comprendo cuándo mi marcha se convirtió en huida.

NiñoCactus

sábado, 5 de marzo de 2011

De puertas adentro


-¿Por qué me mira así?


-Porque le gustas.


-Anda ya. Una chica como ella jamás se fijaría en un chico yo.


-Te sorprenderías si pudieses leer el pensamiento de la gente.


-Puedo.


-¿En serio?


-Sí. Al menos el mío. (Esboza una leve sonrisa).


-¿Ves? Guapo no eres pero tienes sentido del humor.


-¡Qué idiota!


-Deberías levantarte e ir a hablar con ella.


-¿Y qué le digo?


-Tampoco importa mucho. Para eso se inventaron los lugares comunes.


-Tienes razón. Es hora de reunir un poco de coraje...


-...Y de dejar de hablar siempre contigo mismo.


-Es que es muy aburrido pensar en monólogo.



NiñoCactus

lunes, 28 de febrero de 2011

Chimpún

-Mamá, ¿me cuentas un cuento antes de dormir?
-Claro.
-Pero que no tenga princesas, ni príncipes, ni hadas, ni niñas buenas.
-Vale...
-¿Y pueden salir los Gormiti, y unos extraterrestres con armas de destrucción masiva, y además que haya una guerra horrible con vampiros y hombres lobo?
-Uf, está difícil pero lo intentaré... ¿Alguna cosa más?
-Mmmm, sí... Que acabe bien.
NiñoCactus

Realidad - Ficción

La noticia le dejó paralizado unos instantes, mientras un sudor frío le empapaba la espalda. No podía ser cierto. Se levantó del sofá y corrió hasta su escritorio. Allí, en el último cajón, donde amontona los descartes, buscó el relato escrito el jueves anterior, el que había desechado por juzgarlo demasiado inverosímil, y cuya misma historia aparecía hoy en la portada de todos los periódicos.
NiñoCactus

jueves, 24 de febrero de 2011

Lluvia de Ranas

“Vecinos de la pedanía de El Rebolledo asisten atónitos a una lluvia de ranas diminutas

El extraño fenómeno meteorológico se produjo el pasado jueves tras las intensas lluvias”



Decía mi abuelo que la explicación para las preguntas sin respuesta está en los cuentos. Al leer esta mañana el periódico recordé una de las historias que me contaba antes de ir a dormir. Hablaba de una rana, Puck, que miraba con desaliento el humedal donde su extensa familia vivía apelotonada, y observaba anhelante el cielo vasto y limpio allá arriba. Soñaba cómo sería nadar en aquel enorme estanque de agua, sin la necesidad de pedir perdón cada vez que chocaba con alguna de sus hermanas.

Pasó meses y meses imaginando mil formas de llegar a lo alto. Pensó que quizás podría alcanzarlo al saltar desde la última rama del árbol más grande; o tal vez pidiéndole al águila que la llevase entre sus alas; o a lo mejor aprovechando un día de vendaval... Probó cada una de sus ocurrencias y nada, sólo obtuvo un fracaso tras otro.

Una noche, mientras croaban juntas a la luna, ideó un plan casi infalible. Así pues, convocó una reunión general y expuso su proyecto. Si todas las ranas se subiesen unas encima de otras, construyendo una torre; al brincar primero la de abajo y luego, en el aire, saltasen las siguientes sucesivamente; conseguirían sumar su energía y tocar el firmamento.

La operación no se hizo esperar. Rápidamente comenzaron a colocarse según las indicaciones de Puck, dejándole a ella el puesto de la cima.

-¡Ahora! –gritó cuando estuvo preparada. Y una a una fueron ejerciendo con sus patas toda la fuerza de la que eran capaces.

Puck subió y subió y subió atravesando las nubes hasta perderse de vista. El resto de su familia se congregó en la orilla a la espera de su inminente descenso con los ojos puestos en el cielo. Sin embargo esto nunca ocurrió. Pasaron varios días así, hasta que comenzó a dolerles el cuello, y decidieron volver a su rutinaria vida.

Habrá caído en otro lugar, decían algunas. Estará nadando donde siempre quiso, pensaban otras.

Yo ahora sé cuáles tenían razón.

NiñoCactus