viernes, 27 de noviembre de 2009

La mala suerte II

Mientras recojo mi destino del frío suelo de la cocina, siento como el último hálito de vida se escapa de mi cuerpo. Toda mi existencia perdida por nada: la búsqueda de la flor de araisai, las negociaciones con aquel gurú para conseguir el frasco de los vientos, el asalto a la fortaleza del sultán de Atsael, donde se custodiaba el cuerno del primer unicornio... Mi gran esperanza arruinada por el maldito gato que tuvo que volcar el caldero justo antes de que estuviese lista la pócima de la eterna juventud. Si ya lo decía mi madre: “Da igual que seas bruja, los gatos negros siempre han traído mala suerte”.

NiñoCactus

jueves, 19 de noviembre de 2009

La mala suerte I

Mientras recojo mi destino del frío suelo de la cocina, pienso en lo cerca que estuve de conseguirlo. Tan sólo quedaba mes y medio, y se estropeó de golpe, como siempre. ¡Jo!, era el último esfuerzo. Y lo tenía casi todo decidido. Hasta había escrito un borrador... Pero la pelota tuvo que rebotar en el pasillo, entrar en la cocina, tirar el guiso de la abuela que estaba en el fuego, romper el microondas y destrozar las macetas de la ventana. Qué le voy a hacer. Un año más en el que sólo me traerán carbón.


NiñoCactus

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Oráculo

-Esta vez no erraré el tiro.

-¿Cómo estás tan seguro?

-Le pregunté al Oráculo.

-Entonces, ¿dejaste de entrenar por ir hasta Delfos?

-Necesitaba saber...

-Fallarás.

-No puedes contradecir a los dioses.

-Ni tú lograrlo sin esfuerzo.


NiñoCactus

jueves, 12 de noviembre de 2009

Relaciones

El hombre luce una inquietante sonrisa.

Se conocen desde hace tan sólo una semana y la relación no parece que esté destinada a durar mucho más. Ella, por su lado, reconoce que es parte del problema: disfruta llevándolo al límite. No puede evitarlo, está en su naturaleza atosigarle hasta conducirlo al punto final de su paciencia.

Esta tarde, sin duda, ha disfrutado provocando el conflicto. Él, al final, ha gritado enloquecido, ha jurado que aquello tenía que cambiar sí o sí y se ha marchado, dejándola a solas con el ruido de un portazo.

Ella, mientras tanto, sonreía en su interior sabiendo que tenía la sartén por el mango. Era demasiado astuta y rápida para él. Jamás conseguiría hacerle daño.

Sin embargo, apenas diez minutos después de su marcha, él había vuelto luciendo esa extraña sonrisa y portando, en su mano, un tubo metálico con el que ahora la está apuntando.

Y por primera vez, aferrada aún al cristal, la mosca ya no las tiene todas consigo.

Ning1

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Certeza


-Esta vez no erraré el tiro.

Y era tal su convencimiento que nunca supo que falló.


NiñoCactus


Ilustración de Bakar

Princesas

Esta vez no erraré el tiro, pensó. La piedra describió una parábola casi perfecta en dirección a la ventana de su amante, situada en el segundo piso de la residencia. Por tercera vez aquella noche, golpeó el cristal de otro cuarto. Al menos me voy acercando, dijo. Y enmudeció con la esperanza de no haber despertado a nadie. Se equivocó. Igual que en las dos ocasiones anteriores, vio encenderse la luz y cómo una joven lanzaba sus largas trenzas invitándole a subir. De nuevo, escaló la fachada preguntándose qué será eso que aprenden las niñas de los cuentos.

NiñoCactus

sábado, 7 de noviembre de 2009

La sonrisa del frío

El hombre lucía una inquietante sonrisa ligeramente torcida hacia la izquierda que contrastaba con los dos pequeños ojos hundidos en su rostro redondo y blanco. Se abrigaba con un viejo gorro y una bufanda anudada con prisa. Debo confesar que me producía cierta inquietud; como si en cualquier momento fuese a mirarme a mí directamente, en vez de seguir con los ojos perdidos en el otro extremo de la plaza. Pero, ¿y si de pronto girase la cabeza? Entonces lo deseé con todas mis fuerzas, ansié que saliera el sol y derritiese aquel muñeco de nieve.

NiñoCactus