¡Tachán! Dijo el mago mientras hundía una afilada y centelleante espada en la caja donde segundos antes se había introducido su bella ayudante.
A continuación se giró hacía nosotros. El gesto altivo, la sonrisa apenas un poco forzada, la mano izquierda apoyada contra la cadera, la derecha, triunfal, apuntando al cielo, en la espera de la majestuosa reaparición de su asistenta. Completamente ajeno, en definitiva, al reguero de líquido rojo y viscoso que, lentamente, a sus espaldas, se abría paso hacia sus zapatos de charol recién lustrados.
Ning1
3 comentarios:
me sonó un poco recargado el último párrafo, pero en general me gustó.
Pues puede ser que estés en lo cierto... de hecho en la primera versión el cuento tenía tres párrafos. El tercero empezando en "completamente ajeno", pero luego al releerlo me daba la impresión de que el punto y aparte cortaba demsiado la continuidad de la acción y los junté. Gracias por la crítica.
Juanito qué macabrerías xD
qué bien leerte de vez en cuando.
Os dejo un cuento de Shua con temática circense...
"Artistas del trapecio"
No tengas miedo, volará, heredó nuestros genes, dice el artista del trapecio. Y desde el punto más alto lanza a su hija, un bebé todavía, por el aire, hacia los brazos de la madre aterrada e infiel. No debería temer: por las artes de su verdadero padre, el mago, la niña realmente vuela. O les hace creer que vuela.
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