Papá solía morirse dos veces al día. La mayoría de las ocasiones pasaba por descuido o a causa de un acto reflejo completamente involuntario, como ocurrió con la mosca en la nuca. Otras fue algo inevitable: mamá tenía auténtica fobia a las arañas, y la abuela era alérgica a las abejas. Por suerte, luego todo cambió, y tras reencarnarse en gato, fue el consentido de la casa.
NiñoCactus
10 comentarios:
Por lo menos ésta vez su familia no lo aplastaría je,je...siempre me sorprendes.
Está bien genial, NiñoCactus!!!
A veces me gustaría morirme y reencarnar en ballena.
-Gracias.
ME gusta más el anterior, este no es malo, pero el final no me convence; el del anterior es bastante bueno.
Saludos.
Buenos intentos, tiene mucho mérito sacar tres historias a partir de esa frase.
Un saludo indio
buscandokamchatka.blogspot.com
hola! acabo de entrar por primera vez en este blog me gusta me pasare mas veces...
un saludo
me gusta este blog, me volveré a pasar...
un saludo
Cuando despierte seré un perro :)
Pues de gato le queda rato... que pa eso tiene 7 vidas!!!
((Abrazo))
será cierto lo que dice el budismo que nos reencarnamos hasta mejorar y tener la vida plena...
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