jueves, 31 de julio de 2008

Soluciones II

Se había torcido la semana. Frunció el ceño. Lo desfrunció. Inclinó la cabeza a la derecha, la cadera hacia atrás y abrió un poco más las piernas. Todo era encontrar el nuevo equilibrio.

Niñocactus

lunes, 21 de julio de 2008

Cuentos menguantes

Pasada la luna llena sólo me quedó un cuento menguante para acercarme a ti cada noche.

Niñocactus

viernes, 18 de julio de 2008

Legados

Coleccionaba sueños.

En pequeños tarritos de cristal.

Los guardaba nada más levantarse, cuando lo soñado aún estaba fresco y era capaz de recordar todos los detalles.

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Los depositaba en el interior con delicados susurros, como si temiera que, de levantar la voz, el sueño pudiera echar a volar.

Cuando había acabado, cerraba el frasco con un tapón de corcho y le ponía una etiqueta con una pequeña descripción del contenido.

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Las pesadillas, las guardaba en frascos opacos.

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Había noches, algunos años después, en que le apetecía revivir alguna ensoñación. Entonces abría el armario en que guardaba su enorme colección, rebuscaba en la balda adecuada y escogía el sueño que quería repetir.

Lo metía debajo de la almohada y así, esa noche, renacía el sueño que había tenido mucho tiempo atrás.

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De pequeño, yo solía escabullirme y meterme entre sus sábanas, lo más pegado posible a él. Así, algunas veces, cuanto el sueño era lo suficientemente intenso llegaba, también, a mi dormir.

El destino quiso que muriera sin grandes riquezas ni posesiones, sin embargo, a sus nietos, nos dejó el mejor de los legados: todos los sueños, intactos, que había tenido a lo largo de su vida.


Ning1

miércoles, 9 de julio de 2008

La llorería

Abrió una llorería.
Para que la gente pudiera llorar.
Lo soñó una noche de Agosto y,
como él nunca había soñado, no dudó en embarcarse en el negocio de las lágrimas.


Creó una sala para cada tipo de llanto. Una en tonos grises para llorar de alegría, otra, en verde, para llorar de pena. En la amarilla se lloraba por desamor, y en la azul por amor. Nadie entendió el patrón de colores, pero él jamás dudó. Lo había soñado así.


Transcurridas un par de semanas el local se convirtió en todo un éxito. Se puso de moda los fines de semana después de misa, que las señoras mayores comentaran en corrillos, en la plaza, frente a la fuente, sus llantos. En el colegio, a los niños más tímidos y reservados, se les llevaba como actividad extraescolar.


A los dos meses, como si de un sex shop se tratará, se abrió una puerta trasera, muy discreta, que llevaba a una sala reservada para los más vergonzosos. En poco tiempo, políticos, boxeadores y camioneros fueron, en secreto, su mejor clientela.

Lloradas todas las lágrimas en el interior de esas paredes, al salir, a la gente no le quedaba más remedio que ser feliz.

Ning1

sábado, 5 de julio de 2008

Toda una Vida

Vivió toda su vida en aquellos tres meses. Cuando acabaron preparó una pequeña maleta con lo imprescindible y marchó a la orilla del mar. Ahora sonríe mientras espera.

Niñocactus