miércoles, 17 de septiembre de 2008
martes, 9 de septiembre de 2008
Tu Efecto
Te vi y me quedé helado..., y desde entonces evito los hornos de las panaderías, las fraguas y los radiadores para que no desaparezca nunca la impresión que dejaste en mí.
Niñocactus
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http://sergiomontal.blogspot.com/
Huelga del Arte
Ayer hubo huelga del arte. El sol se negó a salir y utilizaron terribles tubos fluorescentes como servicios mínimos.
Niñocactus
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viernes, 5 de septiembre de 2008
El ladrón de agua
Primero cava un agujero en la arena con la pala y luego, acercándose a la orilla y aprovechando que nadie le mira, roba un poco de agua al mar sin saber que es el océano el que le ayuda a llenar su cubito con una ola.
Niñocactus
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martes, 2 de septiembre de 2008
Una rosa
Ella está sentada en una terraza junto a la estación de Sants. Anda ordenando palabras en unos cuantos folios. En la mesa se enfría el café, pero ella tiene la cabeza en otros asuntos. No espera a nadie y, sin embargo, un chico se acerca a la mesa y le deja una rosa. Le sonríe, Que tenga un buen día. Y no dice nada más, sólo se marcha.
La joven se pregunta la razón de aquel obsequio pero no la encuentra. El chico tampoco la tiene. Nunca antes había regalado flores, pero aquella mañana sintió el impulso de comprar una rosa. De qué color, le pregunta, Roja. Luego se da cuenta de que no tiene a nadie a quien dársela.
Aunque fue la chica la sorprendida es él el que no puede dejar de pensar en ella. La habrá tirado, lo mismo no le gustan las flores..., pero..., a quién no le gustan las rosas. Esa noche sueña con ella, la ve sonreír. Él también sonríe. Al día siguiente se levanta, sale a la calle y entra en una tienda. Qué desea, le pregunta el dependiente, Una rosa.
La joven se pregunta la razón de aquel obsequio pero no la encuentra. El chico tampoco la tiene. Nunca antes había regalado flores, pero aquella mañana sintió el impulso de comprar una rosa. De qué color, le pregunta, Roja. Luego se da cuenta de que no tiene a nadie a quien dársela.
Aunque fue la chica la sorprendida es él el que no puede dejar de pensar en ella. La habrá tirado, lo mismo no le gustan las flores..., pero..., a quién no le gustan las rosas. Esa noche sueña con ella, la ve sonreír. Él también sonríe. Al día siguiente se levanta, sale a la calle y entra en una tienda. Qué desea, le pregunta el dependiente, Una rosa.
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