El hombre luce una inquietante sonrisa.
Se conocen desde hace tan sólo una semana y la relación no parece que esté destinada a durar mucho más. Ella, por su lado, reconoce que es parte del problema: disfruta llevándolo al límite. No puede evitarlo, está en su naturaleza atosigarle hasta conducirlo al punto final de su paciencia.
Esta tarde, sin duda, ha disfrutado provocando el conflicto. Él, al final, ha gritado enloquecido, ha jurado que aquello tenía que cambiar sí o sí y se ha marchado, dejándola a solas con el ruido de un portazo.
Ella, mientras tanto, sonreía en su interior sabiendo que tenía la sartén por el mango. Era demasiado astuta y rápida para él. Jamás conseguiría hacerle daño.
Sin embargo, apenas diez minutos después de su marcha, él había vuelto luciendo esa extraña sonrisa y portando, en su mano, un tubo metálico con el que ahora la está apuntando.
Y por primera vez, aferrada aún al cristal, la mosca ya no las tiene todas consigo.
Ning1
Se conocen desde hace tan sólo una semana y la relación no parece que esté destinada a durar mucho más. Ella, por su lado, reconoce que es parte del problema: disfruta llevándolo al límite. No puede evitarlo, está en su naturaleza atosigarle hasta conducirlo al punto final de su paciencia.
Esta tarde, sin duda, ha disfrutado provocando el conflicto. Él, al final, ha gritado enloquecido, ha jurado que aquello tenía que cambiar sí o sí y se ha marchado, dejándola a solas con el ruido de un portazo.
Ella, mientras tanto, sonreía en su interior sabiendo que tenía la sartén por el mango. Era demasiado astuta y rápida para él. Jamás conseguiría hacerle daño.
Sin embargo, apenas diez minutos después de su marcha, él había vuelto luciendo esa extraña sonrisa y portando, en su mano, un tubo metálico con el que ahora la está apuntando.
Y por primera vez, aferrada aún al cristal, la mosca ya no las tiene todas consigo.
Ning1
6 comentarios:
Uff, qué alivio al leer el final!
me has tenido intrigada durante el microrelato. un abrazo y buen fin de semana :)
Totalmente de acuerdo con Mónica. Yo también me he sentido aliviado al leer el final... Ya pensaba en una escena más de violencia de género... ¡Muy bueno!
Gracias por los comentarios a ambos. La verdad es que resulta simpático ver a las moscas como integrantes de la convivencia. En mi curro tenemos una mosca (muuuuuy pesada), me gustó lo de humanizar su comporamiento y ponerlo en un cuentecito
qué buen relato, me boté de la risa al final (confieso que también aliviada). esos finales son una muy grata sorpresa.
qué padre blog, saludos!
Qué bueno Juanito, always surprising me, aunque yo diría que hay un problema con los verbos al final, que no suena bien...
o dices "él vuelve luciendo..."
o dices "ya no las tenía todas..."
también esto es sólo una apreciación tikismikis de un quasifilólogo.. espero que la vida vaya bien...
besacos
ese es el animal que más odio
¿acaso voy yo a despertarlas o a darles la vara a ellas?
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