Le gustaban las tormentas, el olor a tierra mojada que presagiaba su proximidad. Un alboroto de pájaros, vuelos y trinos que la anunciaban…
… Y en sus ojos no la vio venir.
Le gustaban las tormentas. El aire comenzando a soplar más y más fuerte. El viento formando remolinos de hojas, papeles…
… Y en su silencio no la oyó acercarse.
Le gustaban las tormentas porque a él le daban miedo; Y odiaba el miedo que él le hacía sentir…
… Y en sus manos no encontró caricias.
Le gustaban las tormentas el agua cayendo, arrastrando, limpiando. Un río sin orilla, sin océano…
… Siempre era lo mismo.
… Siempre era lo mismo.
Le gustaban las tormentas porque tarde o temprano acababan.
Niñocactus
5 comentarios:
siempre me han encantado las tormentas...pero sólo las tormentas de agua. Avisan, puedes contar sus pasos cuando vienen y cuando se van, puedes huir a cobijarte o decidir enfrentarte a ellas..naturaleza a cántaros resbala por ventanas o mejillas..miles de gotitas minúsculas incordian en las gafas y nublan mis eternos 4 ojos sin conseguir en realidad fastidiarme demasiado..
¡¡Me ha gustado un montón!! A ver si la semana que viene vuelvo a tener vida y puedo colgar algo, ¡aunque vaya nivelón que está poniendo mi compi! Igual es mejor que te deje el blog para ti solo! :p
hay cosas que quizás gustan más porque sabes que van a acabar, que son momentaneas, que son miedos superables en un corto espacio de tiempo, entonces te haces valiente, el miedo te hace valiente...
valiente
Vivo en un sitio sin tormentas. Por eso las temo más
pues a mí me encanta que llueva
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