viernes, 8 de junio de 2007

Lo encontré sentado sonriendo

-¡Joaquín Álamo Martínez pase a la consulta cinco!
Tres papeles sobre la mesa aún por ver y otros tres resultados pendientes de llegar. Una hora de retraso. Las Urgencias seguían como siempre.
Miré la edad, 83 años. Imaginé su lista de enfermedades. Seguramente no sabría los medicamentos que tomaba. Golpeé la mesa con el bolígrafo.
Por fin apareció con pasos cortos, sin prisas, la cara triste.
-Buenas tardes. Siéntese. ¿Qué le pasa?
-Doctor, necesito que me deje ingresado.
-Primero habrá que ver lo que le ocurre -respondí cortante.
-Sabe -comenzó a contar -, hace un año que entró en este Hospital la mujer a la que amo. Nunca salió de él. Yo sé que está aquí y necesito encontrarla...
El enternecimiento me duró lo que tardó en abrirse la puerta. Dos hojas más para ver.
-Mire yo...
- Por favor, no me mande todavía a casa, ni a la sala de espera. Sé que ella está dentro. Sólo déjeme quedarme para encontrarla.
Irracionalmente cogí una petición de analítica. El laboratorio estaba colapsado y tardaría en llegar. Pedí un sillón para él en la Sala de Cuidados y llamé a un celador.
La tarde iba pasando. Los pacientes se sucedían en la puerta, en la silla, en la camilla, en la puerta... Y así hasta que sonó el teléfono. Era la enfermera para recordarme que los resultados del viejo del ocho habían llegado hacía más de una hora.
Me había olvidado de Joaquín. La analítica era normal. Lo encontré sentado con una sonrisa en la boca. Le expliqué que tenía que darle el alta. No había nada que justificase su ingreso.
El brillo no se borró de sus ojos. Me dio las gracias.
Yo esperé inmóvil viéndole marchar. Sonreí quedándome pendiente inventariar los sentimientos.
Niñocactus

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso...y aunque ya sé tu respuesta (Noooooo!!), no me digas que sólo por este cuento mágico, no merece la pena hacer alguna guardia de puerta?
En fin, ahí va una cosilla que releí para un pequeño gran buscador como tú:

...Cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día que viniste al mundo, sin permitir que nadie te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieto y, en silencio, escucha a tu corazón. Y cuando hable, levántate y VE DONDE ÉL TE LLEVE...

Unha aperta!!.(abrazo)
Volvoretas mil!!

Al fin y al cabo tenemos la inmensa suerte de poder buscar y elegir ¿no?

Anónimo dijo...

Me alegro de que el colapso del laboratorio sirva para algo tan maravilloso como dibujar una gran sonrisa en quien la ha perdido...¿y si provoco que se retrase todo un poquito más?
Y al fin una cita de un libro que he leído; no sé quién eres anónimo 1, pero es uno de mis libros favoritos
avedelcampo

Anónimo dijo...

Soy la bichóloga!!!

Anónimo dijo...

Soy la bichóloga!!!

Anónimo dijo...

Hace tiempo que no veia las cosas con el cristal diferente.