Se levantó inusualmente triste. Su mirada, incapaz de remontar el vuelo, no se levantaba del suelo, que era, más o menos, la altura a la que se encontraba su alma.
Como siempre hacía en estas situaciones desesperadas, organizó una colada de emergencia. Cogió todas sus penas y las metió, una a una, en la lavadora. Ajustó la ruedecilla hasta llegar al programa más largo de todos y seleccionó la máxima temperatura que el aparato permitía.
Paciente, mientras sus penas encogían, se sentó a leer las noticias del día. No comenzó ni por la portada ni por la última página. Congruente con su estado de ánimo empezó a leer por la sección de las esquelas. Una vez leídas todas, con media lágrima en los ojos, retrocedió sesenta y tres páginas hasta llegar a las noticias internacionales. Acabadas éstas, se plantó en la tercera página donde se informó convenientemente de la triste política. Desde allí avanzó diecisiete hasta las regionales, luego retrocedió sólo siete.
Con este peculiar método, conforme sus penas iban menguando en el interior de la lavadora, fue avanzando desde las partes más tristes de la realidad del día hacia las más felices. Para cuando el programa llegó al centrifugado ya se estaba desternillando con los chistes de la última página.
7 comentarios:
Está bonito, ¿eh? Ya me ha alegrado el día.
precioso
Me encanta pasar el rato leyéndote... Sobre todo cuando me arrancas la sonrisa "aun cuando mi ánimo no lo pretende".
Gracias
^^ Eres un crack! tu si que sabes juanillo!cada dia me sorprendes más...nos vemos a la noche en el catch! MUAKA!
GRACIAS POR HACER ALGO BUENO POR MÍ CUANDO ESTANDO DORMIDA EN LA GUARDIA ME LLAMAN PARA DECIRME QUE HAY UNA HISTORIA Y TENGO QUE ESPERAR UNA HORA POR LA ANALÍTICA.
mu bueno
¿lo puedo plagiar?
buenos días texcocanos
Jajaja, Por supuesto que puedes meter tus penas en la lavadora!!! :D
Puedes publicarlo donde quieras, claro, pero pon la fuente ¿vale?
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