De pequeño, Sergio pasaba tardes enteras mirando el reloj de pared colgado en el salón de sus abuelos. Le hipnotizaba el movimiento de su péndulo, y acababa acompasando el tic-tac de aquel mecanismo con el latir de su corazón.
—Abuelo, ¿se puede parar el tiempo? —preguntaba al acercarse la hora de marchar.
—El tiempo no se detiene nunca. Algunos consiguen transformarlo, pero la mayoría de la veces es él quien nos cambia a nosotros.
A pesar de la respuesta, Sergio seguía mirando fijamente el segundero, y se concentraba para tratar de frenar su curso. Una tarde puso tanto empeño que logró hacer retroceder la aguja siete segundos. El niño gritó de alegría, sin embargo nadie pareció darse cuenta de su éxito.
Un día, años después de olvidar aquel anhelo infantil, volvió a fijarse en el reloj. Ya nadie le daba cuerda y el segundero permanecía inmóvil. Estaba tan lleno de polvo que, al ponerlo de nuevo en marcha, le hizo estornudar.
Entonces, recordó las palabras de su abuelo: «Algunos consiguen transformarlo». El tiempo, él pintaría el tiempo de colores.
Sus amigos se rieron ante semejante idea.
—¿Pintar el tiempo de colores? —le dijeron—. Menuda tontería, si no se ve.
Y Sergio, moteando de amarillo las horas más oscuras de la noche, coloreando de rojo los días más fríos del invierno, y tiñendo de violeta los atardeceres, susurraba a su pincel.
—No se ve, pero se siente.
NiñoCactus
¡Un año más!
Y seguimos disfrutando de compartir cuentos.
Y seguimos disfrutando de compartir cuentos.
¡GRACIAS POR ESTAR!
8 comentarios:
Felicidades, NiñoC, por los siete años, y por el cuento precioso. Es cierto, no se ve, pero se siente.
Un abrazo y feliz año.
Felicidades y enhorabuena por permanecer estos años, que sigan.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Felicidades!!!!! ¿Sabes que yo abrí los Jardines con un micro que se titulaba "Puedo detener el tiempo"? Me ha encantado este cuento, aunque no me sorprende porque aquí has creado un mundo mágico lleno de ternura. Un abrazo y a por muchos años mas
¡Felicidades por este aniversario y por los que vendrán!
Siete años es una BARBARIDAD, pero de las buenas y de las de admirar, así que a continuar.
Un abrazo fuerte.
Qué razón tiene Sergio "no se ve pero se siente". Desde ahora yo también voy a pintar el tiempo de colores. Enhorabuena por los siete años (que han pasado como siete segundos). Un placer siempre visitar este borrçon y cuento nuevo, lleno de ternura. Besos de chocolate por tu cumpleblog!!!
Pues sí, claro que se puede. Los últimos cinco meses están pintados de colores, de muchos, con pinceles que acarician cada segundo. Cosas así ocurren y, cuando eso pasa, hasta el reloj echa el freno! Felicidades!
Pues felicidades!!!
acabo de aterrizar en tu blog no sé nada más de tí, que este bellísimo relato.
Voy a curiosear....
Muchas felicidades Alberto por estos 7 años de blog que nos alegran un poco la vida.
Enhorabuena.
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