Con esa exactitud tan
característica de la ciencia, indagaba la forma de transgredir cualquiera de
sus leyes. Así rastreaba pequeños indicios que desvelasen una leve excepción
pasada por alto, ese mínimo error no tenido en cuenta en la fórmula de sus
proposiciones.
Aquel día la comida había sido
copiosa, y me fue imposible conciliar el sueño durante mi hora de la siesta.
Fue entonces cuando lo descubrí: la realidad también se evadía durante ese
lapso de tiempo, exactamente cuatro minutos y quince segundos. Lo suficiente
para pasar desapercibida.
De ese
modo, me hice adicto al caos, hasta que descubrí que también tiene sus propios
códigos.
NiñoCactus
5 comentarios:
claro que sí, llamamos caos a todo aquello que no se rige por nuestras reglas... le pondré un ejemplo muy sencillo: las reglas de ortografía son un completo caos... que me lo digan a mí, que hasta hace unos cuantos días pensaba que escribía perfectamente y ahora tengo los nortes perdidos...
un abrazo
Eso es lo que tiene la realidad, se evade cuando menos lo piensas, y por muy poco tiempo.
Un abrazo.
HD
Buen intento para REC.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Cualquier día eres el de los nervios y la boca seca. Como si lo viera, NiñoC, como si lo viera...
Un abrazo.
Es un gusto descubrir estas joyas escritas para REC.
Besos desde el aire
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