El niño mira la gente que camina con prisa, los coches, los adornos de navidad que ya no están iluminados, sus zapatos nuevos... La madre mira el escaparate y olvida que tiene a su hijo agarrado de la mano, hace rápidos cálculos sobre los precios marcados y no recuerda lo que odiaba las matemáticas. Un angelote de sesenta y tres lamparillas mira al niño y éste le sostiene la mirada. Una de sus bombillas, exactamente la del ojo izquierdo, quiere hacerle un guiño. Busca por el entramado de cables restos de electricidad para concentrarla al menos un segundo. Finalmente la roba de un transformador cercano. El golpe de energía pone incandescente el filamento de tungsteno hasta que lo funde. El niño abre los ojos sorprendido, ha visto el gesto del ángel y aprieta la mano de su madre quien, mecánicamente, pone la otra encima de su cabeza sin hacerle más caso.
Niñocactus
2 comentarios:
Lei un cuento en un periódico universitario, la historia del niñocactus que no era una nunca invitado, a los cumpleaños porque explotaba los globos y al que hoy le había salido su primera flor. Así fué como llegué este blog, el cual me ha sorprendido gratamente y me ha encantado, estais en mis favoritos no sólo en mi ordenador, si no ya en mi vida. Un saludo
Pues muchas gracias a ti y también al Tribuna por publicar el cuentecillo. Me alegro que te haya encantado.
Abrazos charros.
Niñocactus
Publicar un comentario