El lobo alzó la cabeza y miró al cielo. Una luna completa comenzaba a asomar por el horizonte. Como cada veintiocho días, poseído por una maldición milenaria, el cuerpo del lobo comenzó a transformarse, paulatinamente, en el de un ser humano.
El resto de los componentes de la manada huyeron, horrorizados, del depredador.
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2 comentarios:
Muy original. Me ha gustado.
Al leerlo mi amigo Hume ha encontrado el origen de su tropo.
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