Toda mi vida la había pasado encerrado entre aquellas paredes. Cuando al fin me decidí a huir, no encontré camino que me llevase hacia la ansiada libertad. No importaba la dirección que tomasen mis pasos, siempre encontraba un obstáculo que me impedía seguir avanzando. Derrotado en un rincón y consumido el cuerpo, mi alma comenzó su ascenso. Desde el aire pude contemplar allá, abajo, el laberinto.
Niñocactus
2 comentarios:
asi que todo esto resultó ser un laberinto, eh? buena respuesta...la única salida es aprender a volar...
Pues en esas andamos... Nos vemos planeando por encima de la posada Almayer...
Niñocactus
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