miércoles, 7 de marzo de 2007

Era buscador de imperdibles. Sin embargo jamás rechistó por esa inútil profesión heredada. Alguno de sus tatarabuelos debía aburrirse de no hacer nada. Fue al devolver la sonrisa a aquella joven cuando supo que continuaría con la tradición.

Niñocactus

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantan los minicuentos de marzo; lo mejor leerlos en los ratines libres de la guardia!!
Besiños!!