Era buscador de imperdibles. Sin embargo jamás rechistó por esa inútil profesión heredada. Alguno de sus tatarabuelos debía aburrirse de no hacer nada. Fue al devolver la sonrisa a aquella joven cuando supo que continuaría con la tradición.
Niñocactus
1 comentario:
Me encantan los minicuentos de marzo; lo mejor leerlos en los ratines libres de la guardia!!
Besiños!!
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