domingo, 28 de enero de 2007

Siempre me quedaba a mano derecha, no importa que fuese o viniese. Jamás pasé por ella. Tampoco recuerdo haber visto a ninguna persona deambular por sus aceras. En todo momento la conocí vacía. Faltaba la luz de varias farolas pero el Ayuntamiento no se había molestado en cambiar las bombillas. Hoy amaneció tapiada. Alguien había dibujado con tiza una puerta sobre los ladrillos.

Niñocactus

1 comentario:

Anónimo dijo...

Al final conseguiste mejorar el final!! así seguirá habitada invisiblemente. Enhorabuena por la página.
avedelcampo