Habían forzado la puerta. La casa estaba desordenada. Recorrí las habitaciones inquieto buscando algo que echar en falta. Pero estaba todo, no se habían llevado nada. Me senté paladeando el sabor de las lágrimas secas. ¡No se habían llevado nada! Al día siguiente me mudé. Sólo me llevé lo puesto.
Niñocactus
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