En un rincón del jardín el niño excavaba con su palita. Iba haciendo pequeños montones con arena de distinto color. De pronto se quedó paralizado. La tierra se había vuelto rojiza. Salió corriendo a buscar alcohol y algodones. Ya está, ya está, le susurró. Ahora pisa con suavidad.
Niñocactus
4 comentarios:
Vaya me ha encantado el cuento.
Me he dado cuenta de que somos la última generación de la mercromina. Y aunque digo alcohol en realidad pienso en ella. Qué nostalgia. Sea un homenaje. Abajo el betadine y la cristalmina.
Tengo demasiado sueño como para poner un comentario a la altura de este cuento. ¡¡Me encanta!! Gracias
¡qué tierno! si se nos contagiara la visión de los niños y pénsaramos un poco más en la vida que pisamos...y las vidas que lo habitan
Publicar un comentario