Collage: Ricardo Calvo |
Ella no se fijó en los dientes afilados, ni en el pelo que se erizaba en su lomo, tampoco en las garras clavadas en la tierra como estacas. La niña miró dentro de los ojos del animal y vio algo que tal vez hasta el propio lobo desconocía. Fue eso lo que la animó a acercarse confiada y acariciarlo.
2 comentarios:
Esa mirada solo puede ser desde la inocencia de una niña. Cuanto timpo que no venia por estos pagos . Un placer y un abrazuco
Querida Ester. Yo también llevaba demasiado tiempo sin frecuentar el blog. Me trae recuerdos hermosos e intentaré cuidarlo un poco más. Abrazos y sonrisas.
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