La solución de la tercera horizontal era facilísima, pero me daba vergüenza decirla con mi padre delante. Hasta se había saltado la definición adrede. Y nada, ahí seguíamos los dos
disimulando con la “Operación crucigrama”, sabiendo que resultaba imposible
continuar. Ninguno podía pensar ya en otra cosa, y la palabra provocaba el
blanqueo de las demás casillas. Por suerte, llegó mi hermana al rescate.
—¡Vaya rollo! —exclamó—. ¿Por que no jugamos todos al Tabú?
NiñoCactus
4 comentarios:
jejeje, esos incómodos temas...me alegra verte de nuevo, ¿dónde andas metío?
Un abrazo!
Jajaja, me pareció muy divertida tu apuesta para el juego que Montse propuso.
Besitos
Jejeje, allí lo leí. En mi casa, cuando salí una teta, siempre se iba alguien a beber agua, al lavabo, a buscar una manta...
Otro,
:)
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