Con esa exactitud tan característica de la ciencia, mi
vecina reiteraba, cada día, los mismos pasos de manera milimétrica. Realizaba
su cotidiana rutina de manera completamente automatizada.
Esto la convirtió en blanco fácil para amenizar mi aburrida
existencia. De este modo, comencé a colocar distintos obstáculos en su monótono
trayecto. Con paciencia infinita, conseguía resolver cualquier traba, sin
embargo ello le hacía acumular un pequeño desfase horario, que aumentaba con
cada jornada.
Cuando, finalmente, le fue imposible continuar con su vida
aprendida, comenzó a improvisar. A veces se sorprendía tanto a sí misma que
explotaba en estridentes carcajadas. Mientras, yo, desde mi ventana, continuaba
mi iterativo quehacer.
NiñoCactus
3 comentarios:
El ser humano, aunque tarde, tiende a adaptarse.
Besos desde el aire
necesitas de alguien que te ponga trabas y obstáculos, para romper a carcajadas.
Saltos y brincos
Adaptación se llama esto.
Besitos
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