martes, 22 de septiembre de 2009

Volver a Empezar


Aquel otoño no cayó ninguna hoja. Los árboles conservaron su vestimenta. Ni el aire ni la lluvia consiguieron desnudar los tallos secos por el calor del verano. Si alguien hubiese podido volar, subir por encima de los bosques y mirar desde arriba buscando lo que dejó abajo, hubiese visto un cuadro de tonalidades rojizas y ocres en movimiento, un lienzo vivo pintado por una mano anónima. Si alguien hubiese sabido volar, habría aprovechado para huir lejos. Pero nadie sabía y todos tuvieron que quedarse.
Los primeros días de octubre comenzó a soplar un viento procedente del interior de la tierra que se elevaba formando remolinos. Fue un deseo, uno que ni siquiera llegó a ser pronunciado, el que silbó hasta convertirse en una tormenta. Uno que se encendió en los ojos y se exhaló como un aliento: ojalá todo siga igual. El aire se llevó consigo palabras como adiós, marcha o pérdida... Desaparecieron de la memoria de los labios y se borraron sin saber por qué.
Al principio la gente estaba feliz. No hubo despedidas ni separaciones. No se derramó ni una sola lágrima por un ser querido. Con el tiempo, toda esa alegría inicial dio paso a la tristeza. Es cierto, nadie se fue, nada acabó. Pero del mismo modo, nada empezó y nadie llegó. No existieron encuentros ni sorpresas. La vida quedó inerte, atrapada en la viñeta de un cómic que no tiene más historia que contar.
Ese año no hubo invierno, ni primavera, ni verano. No llegaron la nieve, las flores o el sol. Faltaron las bufandas aunque el frío se agarraba por dentro hasta doler. El aire no se llenó de olores dulces ni de trinos de pájaros. Y el calor no tuvo frutos que madurar ni pieles que broncear. Por eso, cuando en el otoño siguiente cayó la primera hoja, hubo una gran celebración: la fiesta de volver a empezar.
NiñoCactus
Ilustración de Javier Termenón
y no dejen de visitar más maravillas suyas

7 comentarios:

Mónica dijo...

Celebro el otoño contigo y con esa ilustración. Me encantó leerte esta tarde. Un abrazo

+ rocíorecaño dijo...

que lindo pasar por aca.
que lindo que el otoño nos siga en algun lugar, siempre.

belula dijo...

Hace un tiempo que llevo esperando a que caiga esa primera hoja...aysss!!!

Anónimo dijo...

... y ya sé que últimamente no escribo demasiado, pero es que a algunos días les faltan horas!!!
... pero veo que sigues escribiendo cuentos mágicos! Me encantan. Mis felicitaciones!!
Un besiño.

Der Kleine Zürcher dijo...

Sr. NiñoCactus: Esta historia me encanta y me ha enseñado tanto... Creo que ni tan sólo puede imaginárselo...

Quizás usted no sea consciente de ello, pero es usted un gran sabio a pesar de su corta edad... ;-)

El otoño ha llegado y ahora puedo decir que estoy preparado para volver a empezar...

¡Gracias!

Un abrazo

PS: La ilustración de Javier Termenón preciosa. Se hace usted rodear siempre de grandes artistas :-)

malena dijo...

PReciosa la ilustración y muy bueno el cuento, me ha encantado. Es cierto, alguanas cosas tienen que terminar, para poder empezar otras.
Me ha recordado a "Las intermitencias de la muerte", de Saramago,enhorabuena.

anis dijo...

genial.
la llegada del otoño siempre es genial.
aunque sea empezar la rutina todo es de diferente color.
me gusta el otoño.