lunes, 12 de mayo de 2008

Promesas

El político ya no recordaba todo lo que había prometido. Llevaba ya dos largos meses de campaña electoral y las promesas se habían ido sucediendo incansablemente. Recordaba vagamente haber prometido a los consumidores que bajarían los precios, a los vendedores que subirían, a los transportistas que subvencionaría el petróleo, a las petroleras que, con él, ganarían más dinero. Recordaba también haber dicho en una comunidad autónoma (aunque no se acordaba exactamente en cuál) que aumentarían sus libertades. Sabía que a la vecina le había asegurado que no habría tratos de favor.

Pero sumaban más de diez mil promesas y de algunas ya no se acordaba. Desde luego era algo normal, él no era una computadora. Era, solamente un político, que vivía de prometer. En su opinión, no se le podía pedir más.

Lo que no tenía muy claro era si su hijo, el día después de su cumpleaños, lo entendería todo tan bien.

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