Ocurrió el martes por la noche. Había dejado de llover y se escuchaba el agua de la fuente. Todos los bancos de la plaza estaban vacíos menos uno en el que un viejo con Alzheimer daba de comer a los pájaros a la hora equivocada. Una paloma con insomnio picoteaba feliz las migas de pan.
Niñocactus
6 comentarios:
Y, el caso, es que este cuento tiene un no-se-qué que te engancha hasta el final.
Que polaroid nocturno tan bonito.
me ha encantado la estampa noctambula...
Éste cuento me ha tocado la fibra especialmente... Últimamente he visto situaciones parecidas, y me pregunto por qué no somos capaces de ver, por qué ignoramos...
Gracias por tu recomendación literaria, te mantendré informado!
Besos!
hola, pues un amigo, Israel, me recomendó tu blog y aquí ando, está lindo!!
¿de qué me suena? no sé si nos lo contaste antes, quizá. Aún así, me alegra recordar su final.
Besos guardianes
avedelcampo
Pues ahí queda el recuerdo a los ancianitos y ancianitas de los parques... Como la mayoría de mis microcuentos nació para ser enviado por mensaje de móvil; así que Ana, sí, éste lo mande hace ya casi un añito (de los pocos días que llueve en Granada). Me encanta que me leas en las guardias...
Gracias a todos por los comentarios.
Besis de papel
Niñocactus
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