lunes, 15 de enero de 2007

Como cada veinticuatro horas, cuando el día hubo acabado, la noche cayó. Lo había hecho más de cien mil veces. Pero por primera vez cayó mal. Se rompió la luna y hubo que escayolarla. Los gatos, desorientados, maullaban a las farolas.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que no entiendo muy bien, es que con la belleza de estos cuentos... ¿como no hay millones de comentarios de cada uno? Sois geniales, ¡¡Gracias!! Estoy disfrutando muchisimo. Gracias por hacerme sonreir.

Anónimo dijo...

Nadie nos comenta, tenemos una audiencia muuuuuy discreta :p Se les oye tan poco que, a veces, hasta dan un poco de miedo... XD

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