domingo, 28 de noviembre de 2010

Cosas que yo nunca haría

Esta mañana he vuelto a encontrar la tapa del váter levantada, el tubo de pasta de dientes sin cerrar y un cartón de leche vacío en la nevera... No hay duda: te echo de menos.

NiñoCactus

lunes, 22 de noviembre de 2010

Antagocentrismo

A mí me empiezan a entrar dudas cada vez que tú revelas una convicción inamovible. Luego, si manifiesto mi certeza, tú vacilas desmoronando cada argumento. Así transcurre nuestra vida: cuando me muestro triste, te invade una algazara que rompe mi silencio; y en los momentos en que te encuentras exhausta, yo siento un rebrote de energía. Si me acerco, te alejas; si estoy saciado, tú tienes hambre; sí..., no... ¿No sé cómo podemos estar juntos?, te pregunto. ¿No sé cómo podríamos estar separados?, me respondes.

NiñoCactus

Incertidumbre

A mí me empiezan a entrar dudas cuando la respuesta es demasiado obvia. Entonces sé que alguien la dejó ahí para que no buscase más. No me conformo, desconfío de toda solución prefabricada y, si no consigo dar con un resultado que me satisfaga, apunto la pregunta y la guardo. De momento sólo tengo certeza de tres cosas, aunque me da miedo revisarlas no vaya a caer en el recelo absoluto.

NiñoCactus

domingo, 14 de noviembre de 2010

La inexorable muerte del Hombre Mosca


Isabelino Fernández no se imaginaba lo que ocurriría cuando bostezó aquella mañana.


NiñoCactus

Ilustración de la mano de Sandra García

Mundo en pruebas

Rutinariamente, intercambio sus pulseras identificativas. Entonces, el murciélago se convierte en una mariposa nocturna que vuela de estrella en estrella. La mariposa huye de la oscuridad desangrando a cada flor. El ruiseñor se dedica a traer niños desde París. Y los delfines aterrorizan a los bañistas de la costa. Luego, observo al mono que camina raro e intento aproximarme para robar el cordón de su muñeca. Lo protege como a su vida. Ayer me acerqué tanto que pude leer lo que lleva escrito. Dios.

NiñoCactus

Reality

Rutinariamente, intercambio sus pulseras identificativas. Al principio se trataba tan sólo de un juego: adoptar los movimientos, la personalidad del otro. Meterse en su vida. Experimentar, arriesgarse, llevar al límite. Conocer hasta dónde da de sí una relación. Interpretar.

Sin embargo, pasado el primer año comenzaron a olvidar su verdadera identidad. Ahora ya no saben si son un personaje o ellos mismos. Por eso cuidan cada palabra y evitan los enfrentamientos. Tienen miedo. Ha llegado el momento de introducir una nueva consiga.

NiñoCactus