A los veinticuatro años, justo después de que naciese su segundo hijo, comenzó a escuchar voces. Siempre por el oído izquierdo y siempre haciendo referencia a su vida. Diagnóstico: esquizofrenia. Dicen que por la enfermedad se sumió en un mutismo apático. Lo cierto es que si se quedaba callado las voces gritaban menos y le dejaban descansar. A veces discutía con ellas, a veces éstas le pedían que tocase la trompeta y a veces, simplemente, le volvían loco. Fue entonces cuando apareció el segundo botón, en ese mismo oído. Poco a poco el silencio volvió a ser silencio y para lograr escuchar algo tenía que girar la cabeza poniendo su mano detrás de la oreja derecha. Diagnóstico: sordera funcional. Esto le trajo alguna complicación más y es que, al caminar, se torcía invariablemente hacia la izquierda, por lo que corregía su paso con un marcado movimiento de cadera como si anduviese bailando un chotis.
Niñocactus
4 comentarios:
Pobre chaval, va a acabar como el rosario de la aurora sniffff
psst
no tengo su direccion de mail para darle la direccion de caperucita.
primero canta... luego baila... el tercer botón será en el corazón y amará irremediablemente?
quiero conocerle si eso sucede. Iniciaremos un grupo de autoayuda...
Besos y piedras convertidos en botones...
Creí al leer, que el botón de la planta que lo hacía cojear terminaría convirtiéndolo en pirata de pata palo... pero luego me he dado cuenta que la historia es tan triste y cruda como la pura realidad....
¿hay tercer botón?
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