domingo, 4 de agosto de 2024

Lugares


Todas las ciudades encierran lugares invisibles que hechizan a algunas personas que acceden a ellos. No existe ninguna aplicación para geolocalizarlos y, aunque la hubiera, tampoco serviría. No se puede llegar de forma directa, y generalmente es necesario un deambular azaroso, una falta de intención para que surja la magia. Es entonces cuando la luz del atardecer, o una conversación distraída, o tal vez la soledad, el arrullo del viento entre las hojas, o una canción olvidada hace que quien se encuentra allí cobre conciencia del entorno. La ciudad se transforma, los edificios, los semáforos, las bocas de riego, las personas. Y el cuerpo se enraíza allí para siempre, aunque nunca regrese.

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