Reconozco que después de ver a Marilyn vestida de blanco me obsesioné con la vecina de arriba. Conocía de memoria su forma de taconear, los gemidos procedentes de su habitación me volvían loco, y cada vez que miraba por la ventana sólo veía su ropa interior secándose al sol. Pero jamás la acosé, ¡lo juro! Y no entiendo por qué me encierran.
NiñoCactus
8 comentarios:
Las bajas temperaturas de la cubierta sin aislar pueden hacer perder la razón. Yo, sin embargo, sí tengo una vecina que a sus 70 años le gusta ponerse tacones, lo más extraño es que le encanta pasear de noche. Arriba y abajo, arriba y abajo...
Un abrazote
Me gusta su vecino del ático. Ay, si encerraran a todos los que alguna vez nos hemos obsesionado, no quedaría nadie en la calle...
Ay madre ...cuánto locuelo hay suelto, que ya ni se puede ser una misma en su casa, que ahora resulta que el del ático puede estar loco y creer que vivo encima.
Felicidades por el micro.
Un abrazo
El del ático no está muy bien de la asotea. Pero como dice Aurora, si por obsesionarnos nos fueran a encerrar, no quedaría ninguno fuera.
Pobre hombre, jajaja, de verdad es que no le entendieron... si seguramente sólo se dedicaba a mirar, escuchar y observar atentamente todos y cada uno de sus movimientos...
Genial entrada.
Besos mediterráneos.
No sé, no acabo de tener claro eso de que no la acosó... me inquieta esta negación.
Besitos
Llevaba mucho tiempo sin pasar por aquí y ha sido un placer volver a leerle, además acompañado de esta música tan relajante... :-)
¿Qué sería de este mundo sin una vecina de la azotea? ;-)
Un saludo
Ya, yo sólo hice así, le di un empujoncito y se cayó sola por la borda. Si cuando lo niegan así...
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