Sebastián contaba soles; cada mañana uno nuevo, diferente al anterior. No sabía muy bien dónde iban a parar pero pensaba que si un día se juntasen todas aquellas bolas de fuego, el mundo sería de luz, y no se podría ver otra cosa. Entonces, un fogonazo blanco lo llenaría todo. No habría nada más.
A Sebastián le asustaba pensar en semejante resplandor, y cuando el miedo se hizo tan enorme que no le cabía dentro, comenzó a provocar oscuridad. La negrura brotó de sus ojos tiñendo palabras y escuchas. Finalmente, lo cubrió todo, hasta el amanecer. Y ya no hubo luz que alumbrase.
Una tarde encontró la libreta donde apuntaba sus soles al fondo de un cajón. Cada palito comenzó a brillar coloreando de nuevo su pequeño rincón del mundo. Así descubrió que había tenido miedo del miedo. Y no dejó que éste volviese a atemorizarlo nunca más.
NiñoCactus
8 comentarios:
Tu miro puso el punto justo de ternura al Vendaval.
Al releerlo aún me ha gustado más.
Gracias por dejarme disfrutar con tus historias, lo llenan todo de luz.
Besos desde el aire
Me gusta eso de contar soles :-)
Saludillos soleados
aunque coleccione atardeceres, no hay nada como un alba
un abrazo
se tendría que haber pasado a las lunas
contar lunas es más divertido
Contar soles, qué bueno. Generalmente se tiene miedo de la oscuridad, tu protagonista tiene miedo del exceso de luz, lo que nos hace reflexionar sobre el absurdo del miedo. Creamos nuestros propios fantasmas.
estoy encontrando vuestros relatos del vendaval en vuestros blogs, no he podido aún leerlos todos, demasiados soplos...
Besos
Bien por Sebastián!! No es valiente quien no tiene miedo, sino quien sabe conquistarlo.
¿Se da cuenta de qué línea tan fina separa el miedo del amor? Recuerde a Juán Sin Miedo, sólo cuando se enamoró de la princesa comenzó a temer... Y en cuanto a los síntomas, los mismos: sudores, escalofríos, palpitaciones, pérdida del control, adrenalina a garrafas...
Tuvo miedo de la luz y eso la apagó hasta que volvió a encenderla.
Un texto muy tierno y lleno d esperanza, me gustó mucho cómo lo has trabajado.
Un fuerte abrazo.
Humberto.
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