A mi mujer no le gusta que le fastidie sus estrategias. Acomete con su caballo, y lo atajo con mi alfil; luego dejo que se confíe y avance, para contraatacar con toda mi artillería. Finalmente decidió tomar clases particulares. Su progresión es innegable, y las partidas se han vuelto mucho más interesantes. Pero lo que no me esperaba, en absoluto, es que el jaque mate me lo diese su profesor.
NiñoCactus
10 comentarios:
Este me gusta mucho más, la estrategia en el ajedrez es importante y has aprovechado la palabra para hacer un micro muy bueno, con un final como debe ser.
Abrazos
Vaya, vaya, la estratega del caballo le salió ligera de cascos. Abrazos.
Nunca hay que confiar de los profes, a veces uno cree que el más peligroso el el personal trainer, pero aquí has mostrado que no, que ni en un intelectual del ajedrez se puede confiar.
Te dejo un abrazo.
Humberto.
Además es muy bueno porque el final es abierto e interpretable...
El otro también me gustó, es más simple pero más directo
Que bueno!!! me encantan estos cuentos que leo sin respiración, hasta llegar al final...sois sorprendentes, y digo sorprendentes en plural porque veo por aquí también a Anita Dinamita...Por cierto, es curioso que su lectura es breve, pero luego dan un juego infinito en mi cabeza...
...otra cosa que me traéis son recuerdos, yo jugaba hace mucho con mi mujer al ajedrez, por suerte nunca dio clases...:)
Un abrazo!
Muy sutil, gracias, me haces sonreir.
Un saludo.
Perdón, hice el comentario como Josa...soy Juanlu...
Un final sorprendente y llevado con maestría ajedrecista, eso se llama una "mala jugada"
sabías que la palabra alfil viene del árabe al-fil que significa "el elefante"?
al parecer antes la ficha del alfil era un elefante.
me he acordado al leerlo
:)
Lo bueno del ajedrez es que siempre permite iniciar un juego nuevo... y con lo aprendido en el anterior.
Abrazos
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