Luego se fue corriendo como si no hubiera pasado nada, pero vaya caída más tonta que se dio el muy chulito. Con los aires con que se pavoneaba cada tarde delante del grupo de mi novia, y ellas embobadas con su camiseta de capitán del equipo de fútbol. Bah, seguro que ni se la quita para dormir. Tenías que haber visto cómo se reían hoy de él. Si hubiera mirado donde debía no le habría pasado eso. ¡Qué imbécil! Por cierto, hoy no podré jugar, he tenido que donar mis canicas para una buena causa.
NiñoCactus
6 comentarios:
Niño Cactus, algun que otro comentario nos hemos dejado gracias a "Relatos en cadena".
Así que, te animo a participar tambien, en:
http://www.renfe.es/cercanias/madrid/relatos/index.html
Un saludo (y mucha suerte! Yo ya lo he enviado).
He estado recogiendo durante la semana, todas las canicas que me he encontrado en el camino. Te las mando para las buenas causas.
Besos
jajaja...
si es que te devuelven las canicas...
me las prestas???
creo que también las necesito jajaja
Niche :)
rodar en cristal
no puede estar tan mal
abrazos enormes, siempre un placer
Una delicia. cada vez me gusta más leerlo.
Gonzalo: gracias por la información. Mucha suerte para ti también.
Atenea: ¡gracias! Genial trabajar en equipo.
Niche: jeje, pero si tú sabes defenderte sin canicas... ¡Otra oportunidad!
Arha: el problema no es rodar, ni patinar, ni volar... El problema es caer.
Mercedes: una delicia verla por aquí.
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