martes, 30 de octubre de 2007

El Viaje


Escuché gaviotas y olas y oraciones. Aparecieron creando música. Una nana para el silencio, un arrullo para el sueño. ¡Qué música aquella que esponja el alma y escoge la paz de entre los miedos! Música sin notas, sin colores. Música sin formas, nueva, abierta, encontrada. Música naciendo de la vida a la vida. Sirenas de un arrecife...

Escuché gaviotas y olas y oraciones. Rompiendo la música con el estruendo de un cristal que cae. ¡Qué ruido aquel que despierta y escoge el miedo! Ruidos surgiendo de la tierra. Sirenas de tierra en lengua extranjera.

Niñocactus

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me recordaste un poema
"A veces el silencio
convoca algarabías
parodias de coraje
espejismos de duende
tangos a contrapelo
desconsoladas rabias
pregones de la muerte
sed y hambre de vos

pero otras veces es
solamente silencio
soledad como un roble
desierto sin oasis
nave desarbolada
tristeza que gotea
alrededor de escombros
fuego mudo"

Benedetti

avedelcampo