Ese maravilloso viaje que le habían prometido estaba
tardando demasiado en llegar. Así pues, Emilo Valverde, se sentó en una silla
hasta que llegase el momento de partir, y así estar suficientemente descansado.
Pasaron muchos años, y una mañana se le acercó un niño para
preguntarle qué hacía siempre allí sentado.
–Espero un viaje extraordinario que me han prometido
–respondió el anciano.
–¿Y cuál es?
–La vida.
NiñoCactus
6 comentarios:
Y a mi me gusta lo que escribes. Me dan ganas de dibujarlo todo...
Un abrazo (a pesar de las espinas).
Alguien debería haberle dicho que la vida se ve mejor andando que viéndola pasar. Alguien debería darle un abrazo a Emilio.
Saltos y brincos Ester
Pobre Emilio, qué equivocado!
Es una buena imagen, querido, me ha gustado.
Pobre y esperando se le paso la vida. Qué triste!
Besitos
Pobrecito, vivir la vida esperando vivirla...
Un abrazo.
debería levantarse y buscarlo...
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