Una tarde, durante uno de sus paseos por los campos de nubes recién segados, Jairo encontró al Sol secándose las lágrimas con el jirón de un cirro.
-¿Por qué lloras? –le preguntó el pequeño.
-Porque hace días que escucho a una avecilla cantar cada mañana a las estrellas; y yo, a pesar de todo mi poder, jamás podré ver a ninguna.
El Niño se quedó pensativo. Deseaba encontrar una solución para devolverle la sonrisa.
-¿Sabes? –dijo al fin-, justo ayer me tropecé con una pequeña estrella lamentándose porque jamás podrá verte. Y en su sollozo, dejaba escapar diminutas gotas de luz que se convertían en cristal al llegar al suelo. –Jairo metió una mano en el bolsillo para sacar su saquito de canicas-. Aquí está, aquí tienes a tu estrella.
El Sol no podía creerlo, tomó las esferas de cristal entre sus manos y le dio las gracias al Niño.
-Ten –le respondió-, te devuelvo tu saquito lleno de mis mejores rayos para que busques a la estrella y se los entregues. Así ella tampoco estará triste nunca más.
Desde ese momento, Jairo Aníbal Niño, utilizó todos aquellos destellos para escribir historias que iluminasen al mundo.
NiñoCactus
Cumplimos 4 añitos recordando a un gran Escritor
Usted
Usted
que es una persona adulta
- y por lo tanto-
sensata, madura, razonable,
con una gran experiencia
y que sabe muchas cosas,
¿qué quiere ser cuando sea niño?
Jairo