La profesora pregunta por el animal con el cual nos identificamos. Mi imaginación vuela, como un pájaro, uno azul que se confunde con el cielo y así puede batir sus alas con extremada libertad, pues nadie lo ve. Está solo, confundiéndose con la inmensidad anhelada, hasta chocar contra una trampa.
Ricardo Pedrosa siempre me lee el pensamiento.
-Un gato -responde desde el asiento de atrás, mientras clava la punta de su zapato en mi espalda. Yo disimulo el gesto de dolor con resignada costumbre.
Entonces me toca a mí.
-Un leopardo -miento.
Y, a pesar del engaño, confío en que hoy la realidad del recreo cambie.
NiñoCactus
12 comentarios:
Lo que somos, lo que deseamos ser y lo que decimos ser...Un conflicto y una realidad.
Lo cuentas como nadie NiñoCactus...
Besos desde el aire
En la imaginación podemos ser lo que queramos.
Un beso.
POr ahí se empieza. Muy realista.
Un saludo.
Ën la cabeza del niño ya ha habido ese click necesario para que todo cambie. Ese es el inicio del proceso, esperemos que llegue a buen puerto...sin comerse a nadie ;)
Si sale convencido seguro que los demás acabarán viendo al leopardo.
Te has metido de manera magistral en el pensamiento de un niño. Justo anoche hablaba de esto, cómo podemos llegar a perder nuestra esencia al querer defendernos de nuestro entorno. Yo también fui pájaro azul... ya no.
Un abrazo.
HD
A pesar de la mentira si ya lo ha verbalizado ha empezado el proceso de cambiar esa realidad.
la tierna infancia, tierna a tiempo parcial y en función de muchas circunstancias. un abrazo (de topo)
Ójala que cambie esa realidad, sí!
Buen relato, NiñoCatus.
El recreo es un mundo en pequeño en el que la imaginación, a veces, es la que gana.
prefiero al pájaro, pues aunque lo cacen la sensación de volar libre aunque sea sólo durante un rato tiene que merecer la pena :)
Me encanta que dejes a la imaginación del lector la dimensión de la realidad del recreo.
Abrazos.
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