-¿Y cuándo será el incendio? –preguntan mientras se levantan y empiezan a guardar sus cosas con desorden.
-¡Simulacro! Dije simulacro, nada de incendio. ¡Dejad de recoger! –Intento recuperar mi autoridad dando un golpe en la mesa, pero ellos no prestan atención, nunca lo hacen, y ya están hablando por sus móviles como si yo no existiese.
Respiro hondo y trato de tranquilizarme, aunque con semejante algarabía es imposible conseguirlo. Lentamente, noto cómo la temperatura va aumentando.
NiñoCactus
9 comentarios:
Tienen la habilidad característica de encender al profesor...Todos hemos sido más jóvenes!!! Jejeje.
Besos desde el aire
Genial...yo a estas alturas de curso estoy ya chamuscado...jejeje...sobre todo porque se me han casado 3 niñas en 2º ESO, tengo niños que venden droga, alguno en vigilancia de menores...en fin.
Un abrazo!!!
Vaya, vaya, un micro que quema!! Terrible final.
Muy bueno, sí, señor.
Hartos, quemados, chamuscados, negros por dentro y por fuera,... incendio a incendio, llevamos nuestras vidas.
A veces nos tomamos una cerveza o un vaso de agua y.....lo apagamos un poco.
Un beso granizado.
Bueno, ¿y logra contener esa subida? ¿cómo? Me he quedado a medias.
Extraño efecto pigmalión.
No sé si eres profe (yo no), pero creo que reflejado muy bien sus hartazgos.
No sé si eres profe (yo no), pero creo que reflejado muy bien sus hartazgos.
Menudos diablos!!
Publicar un comentario