lunes, 10 de mayo de 2010

El Taxidermista

Toda su existencia la había dedicado a robarle tiempo al tiempo, a detenerlo con sus manos y modelar un instante. En eso consistía su técnica, en captar la belleza de la vida que contiene una fracción de segundo, y mantenerla durante toda la eternidad. Fue así como se rompió el mecanismo de su reloj. Año tras año, el tiempo le fue quedando cada vez más grande, hasta convertirse en una frazada incómoda que le impedía moverse sin tropezar con los pliegues de días redundantes.

Una tarde, sentado frente a su mesa de trabajo, abrió el estuche de disección como había hecho en tantas otras ocasiones. Había decidido ceñirse el tiempo como una segunda piel. Ni siquiera vaciló antes de coger el escalpelo. Aunque sus manos ya no conservaban la destreza de su juventud, el pulso seguía igual de firme. Lo más delicado era saber dónde realizar la incisión. Comenzó limpiando las horas de espera inútil y aplicó pequeños cortes en distintos espacios. A pesar de que habían ido aumentando con la edad aún no era suficiente. Eliminó, entonces, los momentos de sueño que habían transformado la noche en un insomnio de negrura y silencio. Y, finalmente, acabó rasgando con las uñas días enteros de soledad. Luego utilizó las lágrimas de todas las pérdidas, de todos los miedos, de todas las heridas, para salar la pieza y humedecer los bordes. Una vez seca y preparada, enhebró la aguja y dio la primera puntada a la altura de la muñeca. Fue un trabajo complejo ya que, por primera vez, necesitó hacer hemostasia para que no se llenase todo de sangre.

Al terminar, se colocó delante del espejo comprobando el resultado. Apenas pudo tomar la última bocanada de aire y, con una mueca en los labios, reconocer su mortaja.


NiñoCactus


Primer accésit

IX Concurso de Relatos Hiperbreves 2010

Universidad Popular de Palencia

16 comentarios:

Elchiado dijo...

Delicioso.
Enhorabuena! por el premio.
El tiempo es una constante en sus cuentos, por lo que veo; encantando de leerle de nuevo. Un abrazo

Unknown dijo...

Wooow, GENIAL. Merecido el premio.

Patricia dijo...

aplausos!

David Moreno dijo...

Enhorabuena!!

Un saludo indio

Gonzalo dijo...

Ey! NiñoCactus... Enhorabuena!
Por fin esos aplausos de los que hablabamos.
Por tu constancia. Por tu buen hacer.
Gran relato. FELICIDADES!!

Der Kleine Zürcher dijo...

¡Enhorabuena por este premio!

El de sus lectores hace ya tiempo que lo tiene :-)

Un abrazo

Anonima Mente dijo...

Excelente!
Enhorabuena por el premio

Rubén dijo...

Enhorabuena! El texto genial, espero que sea el principio de un sinfín.
Un abrazo

Carusia dijo...

Si no me dijiste nada!!! Así eres tú... Besos Niñocactus!! Y enhorabuena!!! ;)

Unknown dijo...

Felicidades!!
Me has puesto la piel de gallina.
Un beso,

NiñoCactus dijo...

Muchas gracias...
Como dijo Der Kleine Zürcher, el premio son ustedes que se pasan por el blog y nos leen.
Abrazos de reloj sin hora y besos de estación

Citlalinushka dijo...

Felcidades!!!
Me uno a la ola de comentarios, merecido premio. El primero de muchos. Saludos de altamar.

Arha dijo...

bravo, niñocactus!
maravilloso siempre, merecido premio...

hace rato que no pasa a verme, esta vez quedó algo así como un microrelato, pero léalo y corríjame usted, si hay deseos, claro

abrazo grande!

Leonor dijo...

pero que buen texto niño cactus!
mis felicitaciones y admiraciones

zanahorio dijo...

Muy bonito, como todos... Enhorabuena!!

Bakar dijo...

Tengo la piel de gallina!!! me ha encantado, pero esto no es una novedad...
Que bueno tu cuento!!! pero esto tampoco es una novedad...
Felicidades mil veces!!! Estoy convencida que vendrán muchos más.