viernes, 15 de agosto de 2008

La sombra, cual humedad, fue ganando espacio al tiempo baldosa a baldosa hasta que se topó con una hoja de plátano amarillenta que le impidió seguir avanzando.

Niñocactus

2 comentarios:

Jill dijo...

Pobre sombra, vaya caída tuvo que tener.

Arha dijo...

Amo los cuentos breves
cuando dejan ese efecto misterioso

el que me deja su sombra al detenerse a mis pies


Un abrazo de plátanos
(qué placer encontrarlo)