domingo, 20 de abril de 2014

Vida de pueblo

Del tortazo, se me cayeron las galletas.
—¡Al menos no te vio el abuelo! Menuda decepción enterarse de que su nieto es incapaz de ayunar el Viernes Santo.
Poco más tarde, mi abuelo entró a hurtadillas en la habitación con dos magdalenas.
—Pero que no se entere ella...

NiñoCactus

3 comentarios:

David Moreno dijo...

Muy tierno, el abuelo...
Un saludo indio
Mitakuye oyasin

Ester dijo...

Entrañable. (soy abuela) Abrazos

Myriam Martín Retortillo dijo...

No puedo con tanta ternura... Precioso!!!