Aquella tarde, papá regresó a la tumba entristecido. ¡Qué sabrán ellos!, repetía, ¡qué sabrán!
Había acudido a la reunión semanal de sabios insignes para exponer sus teorías acerca de otro estado una vez acabada la muerte, después de que la carne se hubiese consumido por completo dejando tan solo un esqueleto sin alma. De nuevo le habían tachado de loco, pero él estaba convencido de la veracidad de sus argumentos.
No quiso cenar nada. Antes de dormir, se acercó al ataúd de mamá, y acarició sus huesos con dulzura.
NiñoCactus
1 comentario:
A pesar de esos huesos del final resulta muy tierno este micro.
Besitos
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