El pie izquierdo no me quiere hacer ni caso desde que abandoné las clases de danza. En realidad no fue idea mía sino del profesor de la academia, quien me exhortó a no malgastar más el tiempo.
–Pareces un trozo de plástico rígido –mascullaba al verme bailar.
Pero ante la insistencia de mi extremidad inferior, decidí buscar otro maestro capaz de sacar lo mejor de mí.
Hoy, tras años de preparación, presento mi espectáculo ante el gran público. Mi pie izquierdo comienza el número con movimientos elegantes y precisos que pronto arrancan los aplausos de los asistentes, mientras yo, inmóvil en una silla, intento no estorbar.
NiñoCactus
5 comentarios:
Pues me gusta un mogollón, un verdadero espectáculo, no hay duda.
Jajaj, el juego que da un pie, me gusta tu forma de escribir y contar las cosas como si fueran parte d ela vida misma, o que a cualquiera nos pudiera pasar jajaj
¡Jo! vaya solución para llevarse bien con su pie izquierdo.
Tremendo.
Besitos
A veces tus micros me producen como cortocircuitos y tengo que parpadear varias veces. Luego me llega el gustirrinín.
Genial.
Muito obrigado pela visita e estímulo, você escreveu o primeiro comentário! Vou acompanhar seus trabalhos.
Abraços
Bruno
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