miércoles, 9 de diciembre de 2009

Segundas partes nunca fueron buenas

Ni subido a una escalera conseguiría besarte, pues quién sería capaz de alcanzar el cielo como tú lo haces. Sólo si accedieses a bajar, si me dejases rozar tu rostro... ¿Acaso no sería para mí ganar el sol, o la luna con toda su corte de estrellas? Que ni el más bello astro asemeja tu silueta, ni la flor más dulce igualaría a tu aroma... Permíteme admirarte de cerca, lo mismo que he observado al viento reverenciar tu figura. Acércate, para así hacer yo lo mismo.
El cuervo, engañado por última vez, desciende hasta los colmillos del zorro atraído por tan hermosas palabras de amor.

NiñoCactus

1 comentario:

arabel dijo...

Me gustan los cuentos clásicos reescritos y reinterpretados